Cataluña es conocida por su gran gastronomía. Más allá de la tradicional cocina catalana, chefs como Ferran Adrià, Carme Ruscalleda o los hermanos Roca, por decir sólo algunos, han revolucionado el sector con sus esferificaciones, espumas y otros ingenios culinarios que, poco a poco, se han empezado a hacer habituales.
Pero si la alta cocina catalana despunta, los bares y restaurantes de toda la vida o con precios más modestos no se han quedado atrás. Prueba de ello es el último bocadillo que arrasa por tierras catalanas y que parece haber llegado para desbancar a los más tradicionales bocatas españoles.
El bocadillo, un básico
Es de sobra conocido que el bocadillo es la base de la alimentación de cualquier español, al menos, durante su infancia. Familias enteras se han dedicado a preparar todo tipo de sandwiches a los más pequeños de la casa para que tengan algo que comer a la hora del desayuno y la merienda. Un hábito que no se pierde durante la edad adulta.
Los bocadillos son siempre una gran solución para salir del paso. Algo que llevarse a un concierto, aquella comida para salir del paso si uno no tiene mucho tiempo para comer o cocinar o algo para hacer cojín antes de una noche de fiesta. Es por eso que ya hay bares que sólo se dedican a hacer bocadillos. Y hay algunos de estos sandwiches que se han convertido en clásicos y hasta en sellos de identidad.
Los bocatas más famosos
A nivel español, si la tortilla de patatas es el plato típico por excelencia, no falta tampoco su versión en bocadillo. Son muchos los locales que cuentan con un bocadillo de tortilla en su carta. Ya sea ésta española o francesa.
Tampoco falta el típico bocadillo de jamón ibérico, un producto que ya es marca España y que en Cataluña, además suele servirse con pan con tomate. Y sí, Madrid cuenta con su identificativo bocata de calamares, algo que suena muy extraño para alguien de fuera de la comunidad, pero que al probarlo se entiende perfectamente su éxito.
Un sandwich revolucionario
Un bar de Cataluña, ahora, parece plantar cara a todos estos bocadillos clásicos y, apostando por la vanguardia de la innovación gastronómica y la nueva moda, ha creado el nuevo sandwich que causa sensación: el bocadillo de croquetas.
Sí, si la fama de las croquetas ha llevado a abrir decenas de restaurantes y bares especializados en este plato, ¿por qué no llevarlo a otro nivel, a un lugar todavía más popular? Esto es lo que han debido pensar los responsables del Bar de Toda la Vida, un pequeño local situado en Santa Coloma de Gramenet, que está causando sensación con este plato.
Qué lleva
El éxito es total. A pesar de encontrarse a las afueras de Barcelona, son muchos barceloneses y vecinos de otros municipios de alrededor que, atraídos por el boca-oreja se acercan a este bar para degustar está renovación en el sector de la cocina popular.
El bocadillo de croquetas del Bar de Toda la Vida no es como el de calamares. No se trata de poner las croquetas entre el pan y ya. El bocata lleva tres croquetas de jamón ibérico, tomate, berenjena rebozada y pimientos verdes fritos, todo ello envuelto en una generosa barra de pan.
Croquetas de moda
Esta peculiar combinación ha conquistado los paladares de locales e incluso turistas por igual. Su fama ya ha saltado a las redes y de allí se ha convertido en una auténtica tendencia que demuestra cómo la creatividad en la cocina puede transformar algo tan cotidiano como una croqueta en una experiencia culinaria completamente nueva.
El éxito del bocadillo de croquetas no es casualidad. Un factor importante es la evolución que este humilde plato ha experimentado en la cocina contemporánea. Las croquetas, que durante años fueron vistas como un plato de aprovechamiento en la gastronomía española, han vivido una auténtica transformación en las últimas décadas. Hoy, se encuentran en la carta de los mejores restaurantes, reinterpretadas con ingredientes de alta calidad y presentaciones sofisticadas. Este proceso ha elevado la croqueta a un estatus gourmet, situándola a la altura de cualquier otro plato de alta cocina.
¿Cocina fusión?
La versatilidad de la croqueta, que permite ser rellenada con casi cualquier ingrediente, ha sido clave en su ascenso a la fama. Ya no se trata solo de las clásicas croquetas de jamón; hoy se pueden encontrar versiones con setas, gambas, pollo al curry, o incluso opciones vegetarianas. Este fenómeno ha hecho que la croqueta deje de ser una simple tapa para convertirse en un objeto de deseo gastronómico, capaz de protagonizar eventos culinarios y ferias especializadas. Su popularidad ha crecido tanto que, en muchos lugares, ya no basta con pedir una ración; la croqueta pide protagonismo, y lo encuentra, paradójicamente, dentro de un bocadillo.
Ahora, ha llegado un poco más allá. El bocadillo de croquetas del Bar de Toda la Vida ha demostrado que las croquetas siguen siendo del pueblo, no sólo del bar de toda la vida y que si se quiere revolucionar la cocina, no hace falta hacerlo con precios elevados o gustos extraños. Un bocadillo de croquetas de jamón de toda la vida, en un bocata bien adornado de ingredientes sabrosos, se puede degustar por sólo 6 euros y hacerse tanto o más famoso que las esferificaciones de Adrià.