Pere Navarro, director de la DGT
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha originado una polémica sonada con su decisión de imponer la obligatoriedad de las balizas de emergencias V16 a los conductores que circulen por España. Una decisión controvertida y, a juicio de muchos, innecesaria, al existir ya la señalización de advertencia mediante triángulos en todos los vehículos del país. La medida, por si fuera poco, ha resultado ser precipitada, como se ha evidenciado con la retirada de la homologación de cuatro modelos de esas balizas, a escasos días de que su uso sea ya imperativo por ley.
En concreto, la DGT ha decidido eliminar esa homologación a los dispositivos de las marcas comerciales de Don Feliz, The Boutique For Your Car, Ikrea y el modelo de fabricación española Call SOS, tras finalizar la vigencia de sus certificados administrativos. Estos productos dejarán de comercializarse en los puntos de venta, aunque los conductores que los hayan comprado podrán seguir usándolos a partir del 1 de enero de 2026, al cumplir los requisitos técnicos.
En definitiva, una chapuza más que se suma a las críticas por la escasa visibilidad de estos dispositivos a distancias lejanas, según han denunciado numerosos conductores.
La entidad dirigida por Pere Navarro ha actuado, en definitiva, de forma deficiente, sin escuchar suficientemente a los usuarios, sin evaluar con realismo todos los escenarios posibles, e imponiendo un gasto añadido más a los ciudadanos.
