Guy Kinnings, consejero delegado del European Tour
El Govern avanzó ayer tras conocerse que la edición de la Ryder Cup de 2031 se disputará en Cataluña que este evento significa una apuesta en pro de la vertebración de la región.
Asimismo, desde el Ejecutivo de Salvador Illa se valoró que la cita golfística servirá para "atraer turismo de calidad vinculado al deporte".
Aciertan desde el Palau de la Generalitat en los dos extremos. La Ryder genera publicidad por valor de 50 millones de euros, y una media de espectadores televisivos cercana al millón.
Se trata, pues, de una oportunidad para posicionar a Cataluña como destino de turismo deportivo de alto nivel. El territorio podrá así postularse para atraer a los amantes del green, reforzándose como capital golfista en Europa.
Eso sí, cabrá esmerarse a fondo para maximizar el retorno económico del torneo que enfrenta al Viejo Continente con Estados Unidos. Es deseable que las administraciones se impliquen para que la huella en riqueza y empleo sea destacable.
Con el mejorable impacto de la Copa América de vela en la retina --Barcelona descartó volver a organizarla--, sería importante que la Ryder deje un mejor sabor de boca. Por lo pronto, la competición ha confiado en Cataluña, lo que ya es relevante.