Sebastià Mas Puig, director general de Casa Mas, tiene frente a sí el reto de devolver a una de las principales compañías nacionales de platos precocinados frescos a la senda del beneficio.
La popular firma --cuyo negocio procede casi íntegramente del mercado interior-- cerró 2023 con números rojos, ha avanzado este medio. Un millón y medio de euros de quebranto que coinciden con un momento de expansión de la corporación.
El estreno de su nueva fábrica en Sallent, de 30.000 metros cuadrados y 350 empleados --una treintena más de los que tenía-- ha supuesto una inversión de 35 millones de euros.
Ello, para cubrir la creciente demanda de un formato con ingredientes 100% naturales en el que trabajadores y estudiantes encuentran la solución a la falta de tiempo --o de maña-- para cocinar. Muestra de ello es el alza de sus ventas: 19 millones de platos y 51 millones de euros facturados en el mencionado ejercicio.
En este contexto de dificultad para hacer frente a la deuda, el también administrador único de Patrimonial Mas Fillat ha conseguido pactar un calendario más extenso y llevadero para efectuar las amortizaciones de dicha operación. Sus prestamistas, BBVA, Banco Sabadell, Caixabank, ICF y Targobank.