Sílvia Paneque

La batería de medidas incluye un refuerzo de la seguridad para protegerse de los ladrones de cobre, además de una mejora de los canales de información para llegar mejor al pasajero cuando se debe comunicar el estado del servicio. 

En total, la empresa pública invertirá 77 millones de euros en 39 acciones durante este año que empieza y el siguiente. Es una cantidad, a todas luces, insuficiente. Calculen: sale a poco más de 160.000 euros el kilómetro de red de Rodalies, una cantidad escasa para espantar a las bandas organizadas que rapiñan el cobre de la infraestructura. 

O, también, a medio millón de euros por cada estación -hay 134 en Rodalies-, otra dotación pobre para apuntalar la calidad. La red de transporte, toda ella, necesita de calidad en su operativa -incluida puntualidad-, información fluida y prestigio. 

Si estas son las bases, lo anunciado ayer por el Govern y Renfe es positivo, pero se queda corto. Hay que esmerarse más, hay que buscar recursos y dar chapa y pintura a unos convoyes que transportan a una media de 356.000 personas cada día. Muchas de ellas acuden a sus puestos de trabajo o lugares de estudio. 

Es importante que los usuarios puedan confiar en el servicio. Y que las empresas que les emplean, o los centros en los que estudian, también lo puedan hacer. Algo que hoy no ocurre.

Por ello, el paso dado ayer es positivo, pero se necesitan más.