Durante un (breve) tiempo dio la impresión de que Sumar se comía a Podemos y Yolanda Díaz (Fene, Pontevedra, 1971) se merendaba a Pablo Iglesias, su padrino, a la hora de representar el liderazgo de la izquierda fetén (¡y guay!) española. Luego las cosas se le complicaron un poco a nuestra heroína y ahora todo el mundo habla de que está en las últimas, de que ha jugado muy mal sus cartas y de que ese muerto viviente que parecía ser Podemos puede que se encuentre en mejor estado del que parecía. Ante semejante situación (y con Irene Montero pegando berridos progresistas por Europa, para exigir, por ejemplo, que se incremente cinco veces el presupuesto contra violencias de género, superando ampliamente al de Defensa), Yolanda necesita medidas estrella de su ministerio de Trabajo que consigan convencer a la clase obrera de que le debe algo. De ahí lo de la reducción de la jornada laboral de 40 horas semanales a 37 y media. Y sí, lo pactó con Pedro Sánchez, pero me temo que eso no quiere decir gran cosa: ya sabemos que el Número Uno promete lo que haga falta en cada momento y luego se olvida de lo prometido, como bien sabe Puigdemont (y su amnistía, y su catalán en Europa, y…).
Las 37 horas y media de Sumar, el PSOE no las ve tan claras. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que se pasa el día hablando con los empresarios (porque no le queda más remedio), no ve muy factible la rebaja radical de horas de trabajo, aunque para otras cosas es tremendamente rumboso: véanse los 735.000 euros que se dejó entre los pasados 29 de enero y 1 de febrero en una feria sanitaria celebrada en Dubai (información al respecto en The Objective). Si de los empresarios dependiera, las horas no pasarían de 40 a 37 y media, sino de 40 a 64 y media: no lo pueden evitar, son así, lo llevan dentro; de la misma manera, la Iglesia Católica seguiría enviándonos a la hoguera si no le hubiésemos cantado las cuarenta hace unos siglos. Pero la posición del señor Cuerpo es delicada. A diferencia de Yolanda Díaz, tiene que saber si son sostenibles esas 37 horas y media en la economía española o si más vale esperar un poco antes de aplicarlas. En ese sentido, es más fácil la labor de los sindicatos: como nadie sabe muy bien qué hacen por la clase trabajadora durante todo el año, lo del nuevo horario laboral de Sumar les va muy bien a Unai (“El Calvo”) y a Pepe (“El Fulares”) para marcar ese paquete social que no suele verse por ninguna parte.
Yolanda nos tiene acostumbrados a reacciones pueriles, promesas de hacerlo todo bien guay y cosas semejantes, pero con el señor Cuerpo se le ha ido un poco la mano. ¿Qué es eso de decir que el ministro, con su actitud, revela rasgos de casi mala persona? Ya entiendo que se trata de convertir a Cuerpo en el señor Scrooge, pero hay maneras y maneras. A este paso, lo siguiente será decirle que ya no le ajunta.