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Cuando Tomás Muniesa aterrizó en La Caixa para iniciar una prometedora carrera profesional, España no vivía aún en democracia. Un dato que refleja a la perfección hasta qué punto el que será nuevo presidente de Caixabank, la mayor entidad financiera que opera en el país, ha sido testigo de excepción desde una inmejorable atalaya de la transformación económico-social y del sistema financiero.
Barcelonés y con inicios en el sindicalismo, Muniesa atesora un conocimiento del entorno de La Caixa que comparte con muy pocas personas. Y ello desde el protagonismo en hitos como la fusión de la Caja de Ahorros y la Caja de Pensiones y, sobre todo, el avance de la entidad en el sector asegurador.
En este segmento es un referente general, no sólo para la entidad catalana. Su decidido impulso y crecimiento, a través de operaciones como la adquisición de Adeslas para romper la baraja en el ramo de la salud, han sido claves para que VidaCaixa haya pasado a la historia como la primera aseguradora del país en superar la barrera de los 100.000 millones de euros en activos.
Un currículum y una experiencia que le hace un más que digno y adecuado sucesor de José Ignacio Goirigolzarri en la presidencia de Caixabank. También conoce a la perfección la entidad resultante de la fusión con Bankia desde su cargo de vicepresidente, que ostenta desde 2018, cuando tomó el relevo de otro histórico de La Caixa como Antonio Massanell.
Fue unos dos años y medio antes de la ejemplar fusión. Ahora, con un nuevo plan estratégico en ciernes y la entidad con una destacada velocidad de crucero, a Muniesa le corresponde disfrutar del resultado de una labor llevada a cabo en la sombra, con dedicación, profesionalidad y paciencia.