Salvador Illa
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El candidato del PSC, Salvador Illa, ganó las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo, y lo hizo con diferencia respecto a Junts, el segundo partido más votado. Ayer, el político socialista, exalcalde de La Roca del Vallès y exministro de Sanidad y Consumo, se convirtió en el nuevo presidente del Govern de la Generalitat de Cataluña con el apoyo de ERC y Comuns Sumar.
Es cierto que la investidura comenzó de forma atropellada por el intento de boicot que protagonizó el candidato de Junts, Carles Puigdemont, de nuevo huido tras participar impunemente en un acto de bienvenida en Barcelona. Pero el show de los posconvergentes apenas duró unas horas. Por la tarde, se impuso la lógica electoral y los parlamentarios, recogiendo la voluntad ciudadana plasmada en las urnas, eligieron a Illa como nuevo presidente autonómico.
En su primer discurso tras ser elegido, el nuevo jefe del Ejecutivo dijo que gobernaría para "todos" los ciudadanos. Algo necesario cuando Cataluña sale de un contexto de extrema división tras el procés independentista. Las heridas causadas por éste aún no están cerradas, como se vio ayer en el seno de los Mossos d'Esquadra.
Asimismo, la nueva máxima autoridad regional avanzó que protegería los servicios públicos y el crecimiento económico, algo muy necesario en un contexto en el que el territorio viene de perder grandes oportunidades: desde sedes de empresas a la sede de la Agencia Europea del Medicamento.
Pero lo fundamental es que Illa transmitió que se abre un tiempo nuevo, de política supuestamente sosegada y conciliadora, alejada del bullicio que se vivió ayer en la calle. No hay mejor receta para generar confianza en las instituciones y apego ciudadano, dos requisitos para combatir los nuevos populismos.