Albert Batet
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Junts per Catalunya no se salió con la suya en su intento de torpedear la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. La formación posconvergente utilizó la bochornosa presencia del prófugo Carles Puigdemont en Barcelona, y su posterior fuga sin que los Mossos lo detuvieran, para tratar de retrasar, o incluso impedir, el nombramiento del líder socialista. Pero se quedó con las ganas.
Junts volvió a evidenciar su mal perder con actos de filibusterismo parlamentario impropios de una democracia europea. A primera hora de la tarde, reclamó la suspensión del pleno aduciendo como pretexto la estéril "operación Jaula" que la policía catalana había desplegado tras ser incapaz de arrestar a Puigdemont en un acto de bienvenida en pleno centro de la ciudad. Y, también, esgrimiendo supuestas detenciones en el marco de la fuga del dirigente ultranacionalista.
El presidente del Parlament, el indultado y amnistiado Josep Rull, se plegó de forma vergonzante a la petición de su propio partido a pesar de que PSC, ERC y Comuns eran partidarios de proseguir con la sesión. Rull la demoró aunque, eso sí, no por demasiado tiempo, dado que la Mesa le paró los pies. Tras esta pataleta de los posconvergentes, encabezada por Albert Batet, todo volvió a la relativa normalidad e Illa acabó siendo investido.