Jordi Gaseni
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El secesionismo gobernante en Cataluña parece dispuesto a convertir una sesión parlamentaria importante -nada menos que la investidura del nuevo presidente de la Generalitat- en otro de sus espectáculos bochornosos. El prófugo Carles Puigdemont y su partido, Junts per Catalunya, llevan días especulando con su supuesto regreso a España después de casi siete años fugado de la justicia. Alimentando, con ello, la hipótesis de su posible detención para reventar la investidura del ganador de las pasadas elecciones, el socialista Salvador Illa.
Con ello han amagado ya tanto la formación posconvergente como sus entidades afines. Entre ellas, la autodenominada Assemblea Nacional Catalana (ANC) y la Associació de Municipis per la Independència (AMI), que en las últimas horas ha hecho un llamamiento a sus 700 alcaldes a "recibir" con todos los honores al fugado. Aunque, curiosamente, sin concretar el día ni la hora en su comunicado.
Llama especialmente la atención que el presidente de este organismo, fundado e impulsado hace 12 años por los propios mandatarios del procés, sea Jordi Gaseni, a la sazón alcalde de L'Ametlla de Mar y senador... de ERC. Es decir, miembro del mismo partido que ha pactado votar a favor de la investidura del candidato del PSC a cambio de cesiones tan desmedidas por parte de los socialistas como dar un concierto económico a Cataluña o instaurar nuevas medidas para imponer el catalán en todos los ámbitos. Illa debería tomar nota: el caso de Gaseni puede ser el primero de una larga lista de deslealtades por parte de los socios secesionistas que ha elegido.