Albert Batet
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La amnistía del procés concedida por el Gobierno a cambio del apoyo parlamentario de sus socios de Junts y ERC está consiguiendo el efecto contrario al que supuestamente pretendían los dirigentes socialistas. Los mandatarios secesionistas no han pedido disculpas ni hecho propósito de enmienda sobre su golpe a la democracia de 2017, y ahora se sienten más fuertes para redoblar sus soflamas y desaires de siempre contra el constitucionalismo. El PSC está ahora viviéndolo de primera mano con las dificultades para que Salvador Illa sea investido presidente de la Generalitat. Algo que el beneficiario de la ley de impunidad Carles Puigdemont no está dipuesto que ocurra de ninguna manera.
Esa aversión de Junts hacia los socialistas, a pesar de las prebendas condedidas por éstos a su líder -entre muchos otros-, volvió a constatarse ayer cuando su portavoz parlamentario, Albert Batet, insistió en que el fugado tiene "opciones" de ser investido. Algo, a priori, improbable, dado que Junts, ERC y la CUP no alcanzan la mayoría y el PSC dice por activa y por pasiva que no piensa abstenerse para que Puigdemont recupere la presidencia que perdió tras el golpe de 2017. Al menos, por ahora, habida cuenta de los "cambios de opinión" de los socialistas en otros temas como los indultos o la amnistía, que tanto descartaban antes de necesitar el apoyo de los nacionalistas en Madrid para luego hacer lo contrario.
Otra cosa será si Junts y ERC apuestan por ir a la repetición electoral presentándose en coalición para recuperar el poder que las urnas les negó el pasado 26 de mayo. El tiempo dirá cómo acaba este embrollo.