Carlos Torres
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Más de un mes después de lanzar la propuesta de fusión amistosa al consejo de Banco Sabadell y transcurridas más de cinco semanas del anuncio de la OPA hostil, el presidente del BBVA, Carlos Torres, ha caído en la cuenta de hacer un guiño a las pymes, punto clave de la entidad vallesana y segmento en el que no tiene igual tanto por su experiencia como por el saber hacer y la especial sensibilidad que ha desarrollado desde hace muchos años por este componente básico del tejido empresarial, tanto en Cataluña como en el resto de España.
En todo este tiempo, en el BBVA se ha hablado mucho de grandes cifras, sinergias, ahorros, activos bajo gestión, mercados internacionales. Y también de gobernanza, de puestos en el consejo que aparecen y desaparecen, de vicepresidencias florero… pero poco, muy poco, de los clientes de la entidad a la que quiere abordar. Y menos aún de una clase muy especial, que aportan mucho al dinamismo económico del país y que son parte fundamental a la hora de generar empleo.
La oferta de mantener las líneas de circulante en el caso de prosperar la OPA debió ser uno de los mensajes estrella de aquella rueda de prensa del día 9 de mayo, aún con el anuncio de la oferta caliente y humeante; y no aquél que insinuó que ya había algunos accionistas del Sabadell dispuestos a aceptar la oferta, que además de ser inoportuno bordeó los límites de la normativa.
Pensar en las pymes (incluso con la idea de convertir al Sabadell en una unidad especializada en este segmento) se ha hecho un hueco importante en la agenda de Torres a raíz de su visita a Barcelona. Precisamente, una prueba más que elocuente de que aquella ronda también llegó demasiado tarde. Con independencia del resultado final, el manejo de los tiempos por parte de BBVA en este proceso quedará para los manuales en el capítulo de todo aquello que no hay que hacer.