Francisco Reynés
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La transición ecológica hacia una descarbonización de la economía y el incremento de las energías de origen renovable cuenta con un buen número de factores a tener en cuenta y algunos de ellos, de vital importancia, quedan en numerosas ocasiones en un segundo plano demasiado discreto para su relevancia. Es el caso de las redes, que precisan de notables inversiones para adaptarse a un entorno que ha cambiado de forma radical, sin apenas tiempo para una adaptación más que necesaria de unos sistemas de distribución que no estaban diseñados para este modelo.
De ahí que sea de especial relevancia la apuesta por incrementar la inversión en este segmento que ha anunciado Naturgy. Durante los próximos cuatro años destinará más de 1.300 millones de euros a introducir nuevas tecnologías que eleven la eficiencia de sus redes de distribución y garanticen una mejor calidad de suministro a precios razonables.
El presidente de la compañía, Francisco Reynés, es uno de los ejecutivos del sector que más insiste en la necesidad de tener siempre presente el denominado "trilema de la transición energética", consistente en que la proliferación de tecnologías limpias, la fijación de precios razonables y la seguridad del suministro deben ser elementos compatibles para que los objetivos de descarbonización se puedan llevar a cabo de forma sostenible.
Para eso es básico fortalecer la red con la introducción de elementos como contadores inteligentes y componentes digitales, que requieren de una elevada inversión duradera en el tiempo, toda vez que no ofrece retornos inmediatos. Un momento más que adecuado para exhibir esas "luces largas" que reclaman de forma insistente los ejecutivos a las autoridades, un ejemplo con el que deben predicar, como prueba el plan de Naturgy.