Ramon Lamiel
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A la espera de lo que ocurra en las carreteras catalanas el Lunes de Pascua, el Servei Català de Trànsit (SCT) habrá suspendido por los pelos las operaciones salida y retorno de Semana Santa.
Aunque habilitó medidas excepcionales, como carriles extra y la prohibición de vehículos pesados, el SCT no logró evitar las grandes retenciones en los primeros compases de la pausa primaveral. Y aunque llamó a evitar las carreteras el Domingo de Resurrección, tampoco logró descongestionar los ya habituales tapones en la autopista AP-7.
Los conductores catalanes se han acostumbrado a que la vía nodal del territorio se convierta en una ratonera cada vez que hay desplazamientos masivos. La Generalitat de Cataluña parece inoperante ante la situación, y apenas lanza medidas cosméticas.
Aunque haya pasado la Semana Santa con un suspendido por los pelos, el equipo de Ramon Lamiel deberá esmerare más en planificar y trabajar en iniciativas que favorezcan la fluidez del tráfico. Porque en ello va la seguridad vial y parte de la economía.