Gemma Ubasart
Una dimisión necesaria
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Los funcionarios de prisiones catalanas están que trinan (y con razón) desde que, hace unos días, un preso de un centro penitenciario asesinó a una cocinera con la que lo habían puesto a trabajar. El sujeto en cuestión tuvo el detalle de suicidarse tras cometer el crimen, pero, conociendo sus antecedentes (ya había matado a otra mujer), ¿a quién se le ocurre colocarlo en un lugar en el que tiene a su disposición todo tipo de cuchillos susceptibles de convertirse en armas mortales? Pues parece que a la consejera de Justicia de la Generalitat, Gemma Ubasart (Castellar del Vallés, 1978) o a su segundo de a bordo, cuya cabeza exigen los funcionarios antes de prestarse a cualquier reunión con el departamento del ramo. Ya estamos acostumbrados a que los cargos del gobierno catalán se repartan entre los que llevan el lazo amarillo más grande, dejando de lado su posible idoneidad para el trabajo de turno, pero lo de Ubasart se lleva la palma. Y aunque no sea la responsable directa de la brillante idea de facilitar cuchillos a un asesino, le toca a ella afrontar la situación y presentar su dimisión, algo que no piensa hacer porque, según dice, ésa sería una salida fácil y prefiere solucionar las cosas a su manera. ¿Cómo? Pues con diálogo, claro, aunque no se sabe muy bien con quién.
Cuando vi a la señora Ubasart en TV3 hablando del diálogo no me llevé las manos a la cabeza porque ya estoy acostumbrado a esas salidas de pata de banco, como cuando, tras los atentados de la Rambla de hace unos años, lo primero que dijeron los políticos fue que no había que incurrir en la islamofobia. Se quejan los funcionarios de que su autoridad se ha ido resquebrajando durante los últimos años y que los presos cada vez se cortan menos a la hora de insultarles y agredirlos. Yo diría que eso no se cura dialogando, sino, con perdón, a porrazos y demostrando quién manda en las cárceles. Es una de esas cuestiones de o ellos o nosotros. La queja se extiende a la presunta falta de trabajadores en las prisiones, un problema que se arrastra desde hace años y al que no se pone solución jamás. Y la señora Ubasart, mientras tanto, hablando de diálogo.
Gemma Ubasart pasó por Podemos, donde llegó a secretaria general en Cataluña entre febrero y octubre de 2015. La sustituyó Albano Dante Fachín, alma perdida del nacionalismo sobrevenido, y ella se dejó querer por ERC, aunque conservando una supuesta independencia. Así le cayó la cartera de Justicia, que debería abandonar si Cataluña fuese un paisito normal. Como no lo es, seguro que acaba pringando el segundo de abordo, pues para eso están los segundos de a bordo. Y, en cualquier caso, lo más probable es que perdamos de vista a la señora Ubasart después de las elecciones del 12 de mayo. Razón de más para responsabilizarse del sindiós carcelario, dimitir dignamente como máxima responsable de la consejería de Justicia y tratar de quedar más o menos bien. Entre la magnitud de la catástrofe y la inminencia de las elecciones, agarrarse al sillón no es lo mejor que se puede hacer.