Anna Fontquerni
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El Sistema de Emergencias Médicas (SEM) diseñó con sumo cuidado una licitación: la de transporte sanitario, que es la de más presupuesto de la legislatura, con 2.000 millones de euros a cinco años. Le dedicó meses, cuidado, innovación, consultas del sector y presupuesto.
Todo estaba preparado para que el macroconcurso de ambulancias discurriera de forma mucho más pacífica que el anterior, cerrado en 2015. No pasará. El Tribunal de Contratos ha detenido la licitación, y ahora estudiará si hay que rehacerla.
La decisión supone un torpedo a la línea de flotación ya no del SEM, sino del Govern. Porque añade otro problema a una legislatura ya marcada por profundas crisis como la de la sequía.
Solo faltaba un concurso sanitario bronco para marcar la agenda al Ejecutivo de Pere Aragonès (ERC). Pese a sus esfuerzos y buena voluntad, Emergencias ha quedado enredada en la telaraña del transporte de pacientes. Ahora, queda a merced de un tribunal.