Bruce Brooks
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Dice el refranero que "obras son amores y no buenas razones". Aunque lo más probable es que no conozca la frase, el consejero delegado de Fluidra, Bruce Walker Brooks, la ha aplicado en toda su extensión con la compra de un nuevo paquete de acciones de la compañía, como ya hiciera en trimestres anteriores.
Ni la mejor y la más cara campaña publicitaría de una compañía contribuiría más a sembrar confianza entre los inversores que el hecho de que un destacado miembro del consejo destine parte de sus ahorros a invertir en la compañía que gestiona.
El mercado tiene sus propios códigos, normas y términos clave. Uno de ellos (en el que se incide poco) es "confianza"; otro es "incertidumbre". La primera es necesario alimentarla día a día e incluso hora a hora; de la segunda hay que huir incluso con mayor celeridad que de las malas noticias. Gestos como el de Brooks logran los dos objetivos de una vez.
Y la prueba palpable de que calan entre los accionistas es la queja recurrente por parte de minoritarios en las juntas por las escasas acciones de la compañía que representan que los miembros del consejo poseen.