Henri Poupart-Lafarge
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Alstom ha presentado un plan para que el gigante ferroviario recupere su rentabilidad. La medida más drástica es el despido de 1.500 trabajadores en todo el mundo, una reducción de plantilla que irá acompañada de otras operaciones extraordinarias para conseguir ingresos. Incluso ha abierto la puerta a vender activos o lanzar una ampliación de capital.
Poupart-Lafarge, además, ha decidido abrazar el modelo de buena gobernanza que se recomienda desde la Unión Europea. Disociará las funciones de consejero delegado y presidente de la junta directiva que ostenta en la actualidad.
El mercado ya ha respondido al anuncio del plan, y su rechazo no podría haber sido más sonoro. Las acciones de Alstom perdieron ayer casi el 16% de su valor en el parquet. La dirección del grupo deberá dar una vuelta a su estrategia para frenar esta sangría y garantizar el futuro de la compañía.