Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell / EUROPA PRESS
Josep Oliu
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En ocasiones, la valentía tiene premio. Un claro ejemplo lo constituye el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, cuando tomó la arriesgada decisión de que la entidad prosiguiera en solitario tras el fracaso de las negociaciones de fusión con BBVA, que muchos veían como la única tabla de salvación para una entidad cuya rentabilidad era prácticamente nula.
Tres años después, el Sabadell no sólo es, con diferencia, el título más revalorizado del Ibex 35 en este periodo sino que, además, ha demostrado que Oliu tenía razón al desechar la operación por considerar que la valoración que reflejaba la propuesta de BBVA no se correspondía con la de la entidad.
Desde entonces, los pasos adelante han sido siempre firmes, y todo ello después de ejecutar una transición nada sencilla en la gobernanza del banco con la sustitución de Jaume Guardiola como consejero delegado tras 15 años de trayectoria. Hoy, Banco Sabadell vale cerca de 5.500 millones de euros más que cuando inició las conversaciones para una fusión cuyo resultado, en el caso de haberse consumado, probablemente no se hubiera parecido mucho a la trayectoria marcada por la entidad con sede en Alicante.
