Wayne Griffiths
El consejero delegado de Seat no deja de lanzar mensajes al Gobierno y al resto de Administraciones Públicas para que no dejen pasar la oportunidad única que supone la llegada de los fondos Next Generation, en este caso para el desarrollo del coche eléctrico. “Si no lo hacemos nosotros, otros lo harán en nuestro lugar; el tren ya está en marcha y si no lo cogemos lo perderemos para siempre”. Quien habla así es esa clase de ejecutivo que considera compatible mirar por los intereses de su empresa y, al mismo tiempo, por los del país en la que se encuentra. Griffiths quiere que España sea una potencia europea en la fabricación de coches eléctricos y se nota. Volkswagen, el grupo al que pertenece el fabricante español, va a seguir adelante con sus planes en cualquier caso. Pero el máximo responsable de Seat habla con orgullo de un lugar y de una fábrica que ya considera como algo propio. “Ni soñaba que mi fabrica de Martorell pudiera ser la segunda de Europa en el coche eléctrico”. Griffiths hace país y ciudad al asegurar que Cupra es “una marca de Barcelona, tenemos que sentirnos orgullosos de un coche desarrollado por completo aquí”. Para que algunos aprendan.