Gemma Tarafa
Los comunes han demostrado que su gestión sanitaria en Barcelona es mejorable. Se les pasó como una cuestión secundaria el traspaso de los CAP Barceloneta y Vila Olímpica al complejo sanitario de Vallcarca Pere Virgili y avalaron por omisión el cese de la doctora Elena Martínez de ambos centros, una facultativa que es una figura en ambos barrios cuya importancia y reconocimiento incrementó más durante la pandemia, ya que se batió el cobre por gestionar los brotes de coronavirus en estos puntos de la ciudad. Es especialmente recordada su gestión en la residencia Bertran i Oriola, situada en la Barceloneta.
No ha sido un simple cese por pérdida de confianza. Los nuevos gestores de ambos ambulatorios llegaron a colgar la oferta laboral tras fulminarla en el portal Infojobs para evitar que alguno de sus colaboradores más cercanos se postulara para el cargo. De hecho, incluso les comunicaron que no obtendrían el ascenso.
Con todo, en esta ocasión sí han hecho caso al malestar vecinal. Finalmente recibirá a las entidades locales que defienden que Martínez debe regresar a los CAP y ha prometido abordar la polémica y buscar una solución. Escuchar a los vecinos es la base mínima de una correcta gestión municipal y, hasta la fecha, había sido negada. Nunca es tarde si la dicha es buena.