Manuel Marchena, juez del Tribunal Supremo
El Tribunal Supremo tomó una decisión en su sentencia sobre los dirigentes independentistas. Rechazó la petición de la fiscalía, que pedía restringir el acceso al tercer grado antes de que se cumpliera la mitad de la pena. El juez Manuel Marchena dejó entender que dejaba el asunto en manos de la política penitenciaria, y ésta ha actuado, otorgando en las últimas semanas el tercer grado a todos los políticos presos. Ahora, sin embargo, se arroga la decisión, y ya no será cosa de las juntas de tratamiento ni de los juzgados de vigilancia penitenciaria. Y eso ha afectado a Carme Forcadell pero puede, a partir de ahora, afectar al resto de presos. Es una decisión que llega, en todo caso, tarde, que es contradictoria y que puede ser contraproducente.