Carles Puigdemont
Es el día de la marmota. El prófugo Carles Puigdemont vuelve por sus fueros (si es que alguna vez se marchó) y, ahora, lo hace con un libro bajo el brazo. Ello le sirve para iniciar una gira preelectoral, ganar visibilidad antes de la puesta de largo de su nuevo partido, y volver a generar tensión.
Puigdemont mantiene el discurso beligerante, pero con ese tono de voz relajado que denota aires de superioridad. Insiste en la idea del referéndum y vuelve a mencionar la reacción del malvado Estado español el 1-O. Lo peor de todo es que él sabía lo que pasaría, como también sabía que no habría independencia; sin embargo, siguió adelante con el plan. Para colmo, sugiere que lo volvería a hacer, y con más determinación: ahora no suspendería la DUI. Lo de siempre.