Jordi Turull
Las dos primeras actuaciones del nuevo consejero de Presidencia de la Generalitat no son muy esperanzadoras, la verdad. En la primera, el martes, sostuvo sin pestañear que los "itinerarios" para comprar urnas están por concretarse, cuando su Gobierno había dicho unos días antes que en la reunión del martes del Consell Executiu quedaría todo claro.
Ayer dio una muestra de los días de gloria que nos aguardan: hizo creer a los catalanes que había impedido la entrada de la Guardia Civil en la sede de la Generalitat, cuando ningún agente de esa institución había pretendido tal cosa. Solo trasladaban un requerimiento de información del juez que investiga la presunta corrupción del partido del conseller, la antigua CDC.