Último partido de toda la temporada en can Barça. Un encuentro que vale, prácticamente, un ascenso. También media continuidad de Rafa Márquez, el arquitecto de este filial azulgrana. Los locales recibían a un Córdoba CF al que un empate le sobra para subir de categoría. Y ese fue el resultado del primer choque. Un gol sobre la campana del Pocho Román mantiene con vida las esperanzas del Barça (1-1).
Los verdiblancos empezaban con uno más. Los visitantes llenaban su zona en la grada y hacían más ruido que los culés, pese a llenar el estadio con 5.141 almas. La afición del Johan Cruyff tenía la oreja puesta en el play off de Segunda División. Con el gol del Oviedo se escuchaban aplausos y cánticos de "el año que viene, Barça-Espanyol". También sonaba con regularidad el "Barça sí, Laporta no".
En un visto y no visto, el Córdoba devolvió a la tierra a los barcelonistas. A los ocho minutos, Toril adelantaba a los andaluces con un remate de cabeza. Mikayil Faye perdía a su marca. El central senegalés regresaba de la selección absoluta. Se perdió la eliminatoria contra el Ibiza por completo. Le pasó factura.
La primera media hora fue del Córdoba. Cada llegada de los verdiblancos era sinónimo de peligro. El Barça no se encontraba a sí mismo. Márquez había salido con todo, pero el equipo no encontraba soluciones con balón. Y empezaba la frustración. El conjunto andaluz, preparado para el ascenso, jugaba con la juventud del filial azulgrana. Cada balón dividido acababa con un jugador del Córdoba tendido sobre el césped.
Un nivel superior
Normalmente, el ambiente en el Johan es festivo. Así empezó, pero el escenario fue cambiando. El reloj corría y la atmósfera del campo se transformó en la de una final. Cada jugada terminaba en protesta. El partido lo iba a ganar el equipo que tuviese mejor fortaleza mental.
Y ahí se nota la mano de Rafa Márquez. El Barça, anímicamente, se repuso al resultado adverso. Acabó mejor la primera parte el club catalán, aunque sin poner el empate en el electrónico. Satisfecho con el trabajo de los suyos, el entrenador mexicano no tocaba nada al descanso.
El Barça inclina el campo
Poco a poco, el Barça empezó a carburar. Marc Guiu avisaba hasta en dos ocasiones llegada la hora del partido. Primero, tras emular la croqueta de Iniesta en línea de fondo y, después, con un disparo desde la medialuna. Pagaba caros sus esfuerzos el delantero de Granollers, que se retiraba fatigado para dar entrada a Pocho.
Precisamente el atacante argentino avisaba de cabeza, a centro de Dani Rodríguez, recién entrado, en su primera acción. A falta de un cuarto de hora, el Barça no conseguía poner la igualdad en el marcador. Se le atragantaba el partido a los culés, que echaban de menos la calidad de Pau Víctor en el último tercio. El delantero catalán estuvo desaparecido.
Saltan chispas
El encuentro entre el Barça y el Córdoba fue de alta tensión. El cuadro de Márquez se guardó lo mejor para el final. La magia de Unai, que comandó un contraataque de libro, abrió camino. Los recortes y el pase de Dani lo pusieron en bandeja. El Pocho empató, casi a puerta vacía, el partido. Y estalló la locura en el Johan. Éxtasis en la afición del Barça, que celebró con rabia el tanto hacia los andaluces. La igualdad sabe a gloria tras las pérdidas de tiempo constantes del Córdoba.
El Estadio Municipal Nuevo El Arcángel dictará sentencia. El empate le vale a los verdiblancos. Pero el Barça B de Rafa Márquez está más que capacitado para vencer en un feudo que será muy, muy hostil.