Todavía no está claro que Ricky Rubio vaya a enfundarse la camiseta del FC Barcelona en partidos oficiales. El primer paso, sin embargo, ya se ha dado. El base del Masnou se entrenará a las órdenes de Roger Grimau junto al resto del equipo blaugrana, y no se descarta que juegue con el combinado blaugrana antes de finalizar la presente temporada 2023-24.
Juan Carlos Navarro, director general de la sección, está siendo el cerebro de la operación. Según ha podido saber Culemanía, Navarro ha estado en conversaciones con Ricky durante los últimos meses, aunque ha decidido esperar al momento correcto y dar el margen suficiente al jugador. Al menos, hasta que su estado de ánimo mejorase y volviese a tener ganas de botar el balón.
Contacto directo con Navarro
La amistad de Navarro y Ricky ha sido clave para que el del Masnou acepte entrenar con el FC Barcelona. Ambos ganaron la Euroliga juntos con la camiseta azulgrana, y han compartido grandes éxitos con la selección española. Ese factor de cercanía ha sido vital, incluso para que Ricky tomase la decisión de dejar la NBA.
De momento tan sólo entrenará con el Barça, pero el objetivo es inscribirle antes de mediados de febrero para que, en caso de que quiera, pueda disputar lo que resta de Euroliga con el FC Barcelona esta misma temporada.
Ricky es un perfil similar al de Satoransky, uno de los jugadores que no están dando la talla este curso. El exjugador de la NBA podría asumir el rol de base anotador y playmaker, convirtiéndose en una pieza clave del proyecto.
El papel de Álex Abrines
Álex Abrines también habría aportado su granito de arena para convencer a Ricky de que dé el primer paso. Cabe recordar que el balear vivió también una experiencia dura en Estados Unidos, y en un caso similar al de su nuevo compañero. El propio Abrines, de hecho, ha estado muy activo en redes sociales durante las últimas semanas, apoyando a Ricky y dándole la bienvenida.
Le ayudarán en todo lo necesario para que apueste, finalmente, por tener ficha en el FC Barcelona y confirmar la vuelta a casa. En un ecosistema propicio y con menos presión que en la NBA, Ricky puede aportar grandes alegrías en un club que siempre le ha acogido con los brazos abiertos.