Hansi Flick no pasa una. Su Barça funciona como una máquina bien engrasada. Con premisas claras. Presión arriba, defensa adelantada y encarar portería. A la mínima que los azulgranas localizan al guardameta rival, su misión es finalizar la jugada. Los culés se tiraban de los pelos con la famosa frase de "quieren entrar con la pelota a la portería". Esto ha cambiado, el Barça marca mucho de fuera del área.
El Barcelona tiene grandes lanzadores. Está demostrado. En 12 partidos de Liga, suma 40 goles. Contando los de la Champions League, alcanza los 50. 9 de ellos, desde la lejanía. La temporada pasada, con Xavi Hernández a los mandos, solo se metieron 10 tantos. El Barça de Flick superará con creces esta cifra.
Hambre de gol
Hansi ha instaurado esta mentalidad en sus futbolistas. Lamine Yamal, tras el clásico (0-4), dio la clave de este equipo: "Cuando hemos marcado el segundo queríamos el tercero, y el cuarto, y los máximos posibles". El mismo Yamal tiene calidad suficiente para marcar más allá de los 16,5 metros que mide el área.
El joven canterano no es el único que puede hacerlo. Robert Lewandowski es un hombre que vive con la portería entre ceja y ceja, que arma el disparo a la que puede. Raphinha, más de lo mismo. Y Dani Olmo demostró de los que es capaz en el derbi. También destaca en esta faceta.
Muy vertical
El Barça se lanza al ataque a la que puede. El ejemplo más claro de que este equipo es muy vertical fue el partido contra el Bayern de Múnich (4-1). El conjunto azulgrana tuvo el control del balón a excepción de los primeros 15 minutos, pero cuando más daño hizo fue cuando halló los espacios a la contra.
Lamine Yamal, portentoso con la pelota en los pies, lanzó a Raphinha al contraataque. El ariete brasileño, que vive su mejor momento con Flick en el banquillo, no perdonó al espacio. El Barça es un equipo con muchos recursos.