Rafa Márquez, el relevo continuista que empieza a ganar las comparaciones con Xavi

El Barça B de Rafa Márquez ha cogido la velocidad de crucero en la pugna por la única plaza de ascenso directo de Primera RFEF. El técnico mexicano ha conquistado al área deportiva del FC Barcelona gracias a la competitividad irrefutable del filial en la categoría de bronce. En los últimos meses, el icónico excentral había ganado enteros para sustituir a Xavi Hernández en el primer equipo hasta el repentino cambio de planes del míster de Terrassa.

Los dos estrategas comparten características de sus respectivas metodologías de trabajo, aunque con distinto resultado en competición. Ambos cuentan también con el respaldo del presidente Joan Laporta. La decisión de la continuidad del entrenador egarense tiene efecto inmediato e irrevocable. Por lo tanto, las puertas de Primera División se le cierran a Márquez, al menos, hasta junio de 2025, cuando su homólogo finalizará contrato.

Partidarios y detractores

Sin embargo, en el área deportiva existen defensores varios de las dos figuras para el futuro Barça. Mientras que Alejandro Echevarría, asesor externo del presidente, ya buscaba sucesor a Xavi meses atrás, Rafa Yuste, vicepresidente deportivo, todavía abogaba por la permanencia del inquilino del banquillo azulgrana. De hecho, es uno de sus máximos apoyos en la plana mayor de la institución.

Deco, Joan Laporta y Xavi Hernández rubrican la continuidad del entrenador hasta 2025 EFE

El súperagente Jorge Mendes, intermediario en el fichaje de Márquez como jugador en 2003, también influyó en el aterrizaje del defensor mexicano en el segundo equipo como entrenador. Deco, director deportivo, mantiene afinidad con Márquez, aunque le ha dado un voto de confianza a Xavi. Tanto el sucesor de Mateu Alemany como el entrenador del filial regresaron recomendados por el representante portugués.

Alternativa 'low cost' y continuista

Las principales razones que avalaban la apuesta por Rafa Márquez eran la idiosincrasia de una opción continuista y la imposibilidad económica de pujar por técnicos de primer nivel. Pese a la excepción de Xavi, con la única experiencia del Al-Sadd qatarí antes de regresar a Barcelona, Laporta suele preferir el fichaje de entrenadores curtidos en la Masía previamente. Es el caso del técnico del filial, inmerso en el tramo final de su segunda temporada.

Laporta, junto a Rafa Márquez, en el vestuario con los jugadores del Barça B FCB

Este curso, el B ha ganado 20 de 35 compromisos de Primera RFEF, es decir, el 57% y una media de 1,91 puntos por partido. El mejor equipo mejora ligeramente las cifras con 21 de 33 jornadas vencidas, un 63% y 2,12 puntos. Con esto hay que poner en contexto el potencial económico del conjunto de Xavi en Primera División, tercero en la tabla por detrás del Girona FC. Los tozudos cuentan con un presupuesto de 60 millones, casi 15 veces menos que los 859 millones del Barça. No goza de las mismas ventajas de partida el filial respecto a sus rivales. Con menos recursos, Márquez ha optimizado mejor la inversión de la sección con resultados.

Ascenso directo o 'playoffs'

A diferencia del primer equipo, todo son elogios en el Barça B, segundo del grupo 1 de Primera RFEF, a cuatro puntos del Deportivo de La Coruña. Precisamente, en la próxima jornada 36, los pupilos de Márquez visitarán Riazor, feudo del equipo gallego, con la oportunidad de minimizar la desventaja respecto al líder. En caso negativo, por segunda vez consecutiva, el míster disputará los playoffs de ascenso a Segunda División.

Rafa Márquez dirige al Barça B durante el partido contra el Tarazona FCB

En cualquier caso, la gestión de Márquez ya es motivo de orgullo y satisfacción en el club. Todavía no ha extendido su contrato, que caduca el próximo 30 de junio, aunque en la entidad ha sembrado los frutos suficientes como para ganarse otra renovación.

Apuesta por los más jóvenes

El líder del staff en el filial también apuesta por los talentos precoces como Xavi. Al tratarse de un equipo inferior, incluso futbolistas más primerizos. Véase los casos de Marc Bernal (16 años) o de Guille Fernández (15 años). Este último, cadete de segundo año, ya ha participado en seis encuentros a las órdenes de Rafa desde su debut, el 31 de marzo. El primero, juvenil de primer año, ha jugado la temporada íntegramente en el Barça B: 26 partidos, dos goles y cuatro asistencias.

Los candidatos a ser el próximo descubrimiento prematuro de Xavi --ya se han entrenado con el primer equipo-- se curten fugazmente en Primera RFEF. Pau Cubarsí (17 años), Héctor Fort (17 años) y Marc Guiu (18 años) ni siquiera duraron media temporada en la división de bronce del fútbol español antes de subir con los mayores a Primera División.

Pau Cubarsí, en el partido del Barça B contra el Celta Fortuna FCB

Como Xavi, Márquez tiene valores seguros que guían a los más jóvenes. Los equivalentes a Ilkay Gundogan, Robert Lewandowski o Ter Stegen.Aquellos poseedores del rol de 'veterano', salvando las distancias, que superan los 20 años: Moha Moukhliss, Marc Casadó, Mbacke, Gerard Martín, Pau Víctor y, desde el mercado invernal, Naím García. 

Partidos menos vistosos

Lo cierto es que Rafa Márquez no ha priorizado tanto el ADN Barça como sí ha defendido a capa y espada su homólogo en el primer equipo. En los partidos como local, disputados en el Estadi Johan Cruyff, el filial ha practicado un estilo de juego posicional y dominante sobre los rivales, en la medida de lo posible. No obstante, lejos de Sant Joan Despí, el Barça B no ha brillado tanto en la creación del juego. El objetivo de los tres puntos ha obligado al entrenador mexicano en ciertas ocasiones a priorizar un fútbol más pragmático, directo, y de trincheras.

Héctor Fort festeja su gol anotado en un partido del filial del Barça FCB

De todos modos, el primer equipo tampoco ha conseguido aplicar el ABC del estilo Barça en todos sus encuentros. Rivales de alta exigencia como el PSG han implicado perder el dominio del esférico y sacar rédito de las transiciones. Xavi tampoco se ha ajustado a sus ideales permanentemente. Menos aún en una temporada irregular, condicionada por tramos de crisis de juego y resultados, como los meses de diciembre y enero.