Seis días. Los sueños del Barça no duraron ni una semana. El PSG y un arbitraje hostil de Kovacs noquearon al equipo de Xavi Hernández en un duelo que comenzó bien y acabó fatal. La temprana expulsión de Araujo destrozó a los barcelonistas, superados por la intensidad del campeón francés. Luis Enrique, como había avisado, no especuló y fulminó el actual proyecto de Joan Laporta. Una vez asumida la derrota, al Barça le costará levantarse cuando sea consciente de su cruda realidad. La de una entidad atormentada por sus deudas.
Xavi no estaba para inventos. La alineación del Barça estaba decidida desde hace días, tras asumir que Pedri (en la parte baja del cuadrado) sería titular en detrimento de Fermín, un futbolista muy vertical, pero menos "pulcro" que el canario. En ataque, Raphinha le ha ganado la partida a Joao Félix, técnicamente superior pero menos aplicado en defensa.
La genialidad de Yamal
El PSG, viva imagen de Luis Enrique, salió como una moto desde el primer minuto, con Dembelé pitado a rabiar cada vez que tocaba el balón. Dominaba el campeón francés y se protegía el Barça, que vio la luz con un largo desplazamiento de Araujo, una genial arrancada de Lamine Yamal que destrozó a Nuno Mendes y el remate final de Raphinha, autor de tres goles en la eliminatoria.
El gol calmó y animó al Barça, que quiso noquear de nuevo al PSG. Con una buena presión, el equipo de Xavi penalizaba los errores del PSG y Lewandowski pudo agrandar la brecha en el minuto 20, cuando más tocado estaba el cuadro parisino. Pero el PSG también encontró oxígeno en una jugada aislada en la que Araujo derribó a Barcola cuando encaraba a Ter Stegen y todavía faltaba una hora.
La expulsión pasa factura
Expulsado Araujo, Frenkie retrasó su demarcación hasta que Xavi dio entrada a Iñigo Martínez por Yamal. Perdía creatividad y desborde el Barça, obsesionado con abrigarse en su área. Su resistencia, sin embargo, la dinamitó Dembelé a cinco minutos del descanso y la afición culé se preparó para sufrir de lo lindo. Barcola, muy activo por la banda izquierda, era una pesadilla constante.
Apretó los dientes el Barça hasta el descanso ante un PSG que aceleraba el partido. El segundo actó comenzó como terminó el primero y con sustos para Ter Stegen en un remate lejano de Achraf y en otro cruzado de Fabián. Por un día, el equipo de Xavi retrocedía metros y más metros ante un PSG que igualó la eliminatoria en un zapatazo de Vitinha que pilló despistada a la retaguardia azulgrana.
Tarjeta roja también para Xavi
Pintaban bastos en Montjuïc, que lamentó una ocasión que no supo culminar Gundogan y, también, la expulsión de Xavi Hernández. Pero la noche se oscureció totalmente con el penalti de Cancelo a Dembelé, transformado por Mbappé.
En un cuarto de hora, el PSG había volteado la eliminatoria y el Barça, a la desesperada, buscó un milagro con Ferran Torres por Pedri. A partir de entonces, el equipo de Luis Enrique ralentizó el partido con largas posesiones de balón que desesperaban a los barcelonistas, casi tanto como algunas decisiones del colegiado rumano, que ignoró un derribo a Gundogan en el área visitante.
Herido, pero no muerto, el Barça tuvo orgullo. Lewandowski la tuvo, pero Donnarumma se redimió de sus errores en el Parque de los Príncipes. También pudo marcar Raphinha, pero no era el día del equipo azulgrana, sentenciado por Mbappé a un minuto del final. La Champions deberá esperar un año más. Como mínimo.