El FC Barcelona logró pasar a los cuartos de final de la Champions League después de cuatro años. Y lo hizo, principalmente, gracias a los jugadores formados en la Masía: Fermín López, Sergi Roberto, Pau Cubarsí y Lamine Yamal. Los dos últimos, con menos de 18 años. Es la primera vez que un equipo disputa unos octavos de la Liga de Campeones con dos jugadores que no alcanzan la mayoría de edad. El balón no les pesa y no sienten la presión.
Lamine Yamal lo demostró en las instancias finales de partido. Cuando un balón parecía que se marchaba por línea de fondo, el veloz atacante lo mantuvo en su posesión y dejó un regate que levantó a los aficionados de sus asientos, pero que no tuvo continuidad ya que el canterano tuvo que ser detenido con una falta.
Caño de ensueño
Cerca del córner, y después de realizar un largo esprint, Lamine Yamal vio de reojo cómo se le acercaba un futbolista del Nápoles, que quería robarle la pelota. Con un toque sutil de tacón, el crack azulgrana coló el balón entre las piernas del defensor partenopeo.
Con este regate, el futbolista zurdo consiguió darle calma al equipo, un respiro de lo más necesario al final del partido, cuando más lo necesitaban los pupilos de Xavi Hernández. Lamine Yamal sigue dando motivos a los barcelonistas para pagar por una entrada en el triste estadio de Montjuïc, que ayer, por fin, fue una fiesta.
El Barça ha pasado de fase y ha dejado una eliminatoria muy completa después de una eternidad. Los culés se sienten optimistas y esperanzados, sobre todo, por una generación que apunta muy alto, encabezada por un chico que apunta a estrella, pese a tener la sonrisa de un niño, Lamine Yamal.