El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ha terminado con cara de muy pocos amigos el clásico de Supercopa de España. Como la gran mayoría de los culés, el dirigente catalán lucía hundido y abatido en el palco del Awwal Park Stadium. Las cámaras en el feudo de la final han captado la cara de apatía del máximo mandatario de la entidad instantes después de encajar el cuarto gol del Real Madrid.
A diferencia de su homólogo Florentino Pérez, Laporta no ha pasado por los micrófonos de Movistar Plus. No obstante, sí que ha hecho entrega de las medallas a los futbolistas en la tarima habilitada. Poco ánimo le quedaba al president, que abatido simbolizaba el estado de ánimo general de los culés. Había muchas esperanzas depositadas en la victoria moral de un clásico que debía catalizar la dinámica positiva del Barça. Sin embargo, el globo se ha pinchado de golpe y le ha explotado en la cara al equipo azulgrana.
Dos promesas de la primera plantilla como Fermín López y Lamine Yamal lloraban por el duro correctivo sufrido contra el eterno rival. En la retina de muchos barcelonistas quedaba el recuerdo esperanzador de la Supercopa de 2023, que impulsó al cuadro catalán en Liga. No deja de ser un trofeo menor, pero el mismo técnico Xavi Hernández se encomendaba a ese clic psicológico que debía suponer el torneo.
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