Se masca la tensión en el banquillo del FC Barcelona. Es una constante vigente durante toda la temporada 2023-24, fruto de los resultados ajustados y el juego irregular del conjunto azulgrana, además de injusticias arbitrales concretas que han perjudicado al equipo a lo largo del curso. El cómputo de tarjetas acumuladas por Xavi y Óscar Hernández en el banquillo culé empieza a ser llamativo: 18 amarillas y cuatro rojas desde que, en noviembre de 2021, se sentaron por primera vez.
Está claro que los hermanos Hernández son protestones. No se muerden la lengua cuando no están de acuerdo con alguna decisión arbitral, siempre en defensa de sus derechos y de los del barcelonismo. El pasado domingo, en la ronda de dieciseisavos de final de Copa contra el Barbastro, los dos hermanos recibieron cartulinas.
Una tarjeta para Xavi y una para Òscar. Amarilla la primera, roja la segunda. Una prueba fehaciente de la tensión constante en la que viven, especialmente llamativa en un partido en el que el Barça dominó el juego y el marcador y sólo pasó unos breves instantes de apuro por el riesgo del empate, aunque nunca de eliminación.
Óscar Hernández, sancionado
De momento, el Comité de Competición ha decidido sancionar a Òscar, ayudante de Xavi, con dos partidos por su expulsión en Barbastro. Un castigo que deberá cumplir íntegramente en la Copa. El primero será la próxima semana en el campo del Unionistas de Salamanca, correspondiente a los octavos de final.
"No protestamos más que otros banquillos", deja claro un integrante habitual del banquillo. Existe la sensación en el vestuario culé, y también en buena parte del barcelonismo, de que los arbitrajes se han endurecido contra el Barça desde que salió a la luz el escándalo del caso Negreira. Los colegiados quieren lavarse las manos, y de ahí que pueda estar produciéndose más vigilancia sobre el equipo culé.
El origen de las protestas culés
Durante el partido contra el Barbastro, el origen de las protestas blaugranas tuvo que ver con el gol mal anulado a João Félix, a raíz de un presunto fuera de juego que no existía, corroborado por las imágenes de televisión. Los reproches del final del partido, en cambio, surgieron por el exceso de tiempo añadido concedido por el colegiado, a juicio de los técnicos culés, quienes fueron recriminados a su vez por el banquillo del Barbastro. De malas maneras, por parte de algunos integrantes.