En menos de un año, la defensa del FC Barcelona ha pasado de muro a coladero. El equipo azulgrana ya lleva encajados 30 goles, cuando en toda la pasada campaña recibió únicamente 20 dianas en contra. Entre Ter Stegen e Iñaki Peña han recogido el balón del fondo de las mallas 22 veces en Liga, seis en la liguilla de Champions League y dos más en Copa del Rey, tras el partido frente al Barbastro.
Una sangría que parece no tener fin, y que sin lugar a dudas es el mayor problema del Barça esta temporada 2023-24. Más incluso que los problemas de efectividad de cara a la portería rival. Porque, además de la debilidad en la retaguardia, cabe recordar que el FC Barcelona ya acumula 20 partidos consecutivos sin ganar por más de un gol de diferencia. Las últimas 12 victorias, en este sentido, han llegado por la mínima.
El Barça puede hundirse en cualquier momento
En la mayoría de los casos, el Barça ha ganado pidiendo la hora. Las sensaciones no son nada buenas en las áreas, y el juego azulgrana tampoco está siendo para tirar cohetes. Esta versión mediocre contrasta con los resultados, puesto que a pesar de la Liga --donde el Barça es tercero a siete puntos de los líderes--, tanto en Copa como en Champions el equipo está ya ha avanzado a las siguientes rondas.
Da la sensación, en cualquier caso, de que este Barça es capaz de perder contra cualquiera. La plaga de lesiones que azota a la plantilla desde que empezó la campaña tampoco ayuda, al contar Xavi Hernández con una plantilla corta que cada vez tiene menos efectivos con los que rotar.
La Supercopa, ¿un punto de inflexión?
De ahí que estén apareciendo jugadores de la cantera para solucionar la papeleta, como los Lamine Yamal, Fermín López, Héctor Fort o Marc Guiu. Por mera necesidad, y porque además están cumpliendo con un rendimiento mejor que el de varios jugadores de la primera plantilla. Sea como sea, hay mucho trabajo por delante para seguir mejorando... y la Supercopa de España podría ser un punto de inflexión.