El ADN Barça es innegociable para todos y cada uno de los técnicos que han pisado el banquillo del Camp Nou --ahora Estadi Olímpic de Montjuïc--. Xavi Hernández intenta que el FC Barcelona practique un juego atractivo y efectivo, que se asemeje al que el equipo comandado por Pep Guardiola plasmaba sobre el campo. El entrenador catalán no pasa por el mejor momento, sumido en una mala racha de resultados y juego.
Desde la dirección deportiva del club, Deco y el equipo de scouting siguen de cerca a varios posibles reemplazos para el banquillo azulgrana. Aun así, la plana mayor de la entidad, empezando por Joan Laporta, confía en la gestión del estratega oriundo de Terrassa. Pero es menester cubrirse la espalda en caso de que el Barça no enderece el rumbo, de cara a la temporada que viene. En el hipotético caso de que Xavi hiciera las maletas en plena temporada, Rafa Márquez está preparado para dar el salto. Deco está encantado con la labor del míster mexicano en el filial.
De cara al curso 23-24, dos nombres sobresalen por encima del resto: Mikel Arteta y Míchel Sánchez. El primero ejerció de alumno aventajado de Pep Guardiola como técnico asistente del Manchester City y dirige a un Arsenal campeón de la Community Shield. El segundo comanda a un Girona gran revelación de la Liga española, líder del campeonato, que evoca la gesta conseguida por el Leicester City en 2016. Sin embargo, otro míster se encuentra escondido en esa criba, y su equipo es capaz de rendir a la altura de los dos anteriormente mencionados.
Sonó en 2021
Se trata de Imanol Alguacil, con contrato hasta 2025, que ya sonó en verano de 2021 como posible sustituto de Ronald Koeman en Can Barça. Unos meses antes del aterrizaje de Xavi en la capital catalana, en el seno de la entidad azulgrana no veían todavía preparado al técnico egarense. Y la Real de Imanol ya practicaba un estilo de juego atractivo y había clasificado en quinta posición de la Liga a la Europa League.
Según desvela el diario Sport, la nueva junta directiva de Joan Laporta ya barajaba la figura de Imanol como un candidato idóneo por el fútbol ejemplar que había implementado en Donostia. Sin embargo, Koeman recibió una última oportunidad antes de salir por la puerta de atrás en noviembre de aquel mismo año.
Humilde y trabajador
El caché nunca ha acompañado a Imanol. Todo lo que ha cosechado en Anoeta se lo ha ganado a base de sangre y sudor. Hasta darle un baño táctico al Barça en Liga que culminó en milagrosa victoria azulgrana (0-1) hay que retroceder en el tiempo una década. En 2013, el canterano realista se incorporó al filial de segundo entrenador. Se curtió un año, antes de tomar las riendas en noviembre de 2014. Esa experiencia se dilató hasta 2018, cuando recibió la llamada del primer equipo para sustituir a Eusebio Sacristán como interino nueve partidos --cinco victorias, un empate y tres derrotas--.
Regresó al filial donostiarra en julio de 2018. Empezó la siguiente temporada en el B, hasta finales de 2018, cuando nuevamente subió al primer equipo, tras la destitución de Asier Garitano. De ahí no se movería más, y consolidaría un proyecto al alza que ha tocado techo con la clasificación a los octavos de la Champions League tras cuatro jornadas de fase de grupos. La pasada renovación en 2022 hizo justicia a su labor.