Laporta se enfrenta al mismo destino que Bartomeu cuatro años después: moción de censura
- Jordi Farré inicia el procedimiento para el voto de castigo este martes 7 de enero tras el fracaso de la junta directiva en las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor
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La gestión de la junta directiva del FC Barcelona ha alcanzado un punto crítico. Precisamente, en el momento que el presidente Joan Laporta presumía de haber recuperado económicamente al Barça, otro volantazo ha condenado su gestión temeraria y cargada de improvisación. Finalmente, el club azulgrana ha pagado la falta de planificación con la no inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor.
El fichaje estrella de verano de 2024 tendrá la potestad de marcharse libre, meses después de su regreso, si la entidad no logra obtener una milagrosa cautelarísima ante el Consejo Superior de Deportes (CSD). Tras cerrar el primer ejercicio con beneficios ordinarios --12 millones de euros-- y firmar una primera mitad de temporada 2024-25 notable sobre el campo, el mazazo de la Liga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) ha debilitado la reputación de Laporta y el resto de directivos.
De nuevo, Jordi Farré
Para más inri, la oposición se prepara para presentar una moción de censura. 10 plataformas ya han solicitado por escrito la dimisión, o en su defecto, moción de confianza del presidente. Paralelamente, el socio Jordi Farré, empresario cárnico y precandidato de los comicios presidenciales de 2021, volverá a dar un paso al frente con tal de impulsar un voto de castigo que ya promovió exitosamente cuatro años atrás contra Josep Maria Bartomeu.
Por aquel entonces, la institución barcelonista agonizaba en la UCI financiera, con un grave desequilibrio financiero causado por la desorbitada masa salarial, de 636 millones al término de la temporada 2019-20. Los estragos económicos de la pandemia del coronavirus materializaron los riesgos de aquel crecimiento insostenible, motivado por la premisa "el dinero en el campo y no en el banco".
Crecimiento insostenible
Las consecuencias del despilfarro a pesar del récord de 990 millones de ingresos en 2019 todavía se pagan en la actualidad. En 2020, 487 millones de pérdidas. La deuda alcanzó los 1.350 millones de euros.
"Como dije ayer, acabo de presentar escrito para solicitar un voto de censura contra Josep Maria Bartomeu y toda su junta directiva, no pueden estar ni un minuto más al frente de club. Es hora de hechos y no de palabras", manifestó Jordi Farré tras iniciar el procedimiento para la moción de censura en 2020.
En 2013, se aumentó por ley el porcentaje de firmas mínimas que los socios debían reunir para emprender una moción de censura del 5% al 15%. Aun así, Jordi Farré y el resto de impulsores de 'Més que una moció' obtuvieron más de 16.521 firmas de los socios. Además, la Generalitat de Catalunya y el PROCICAT dieron el visto bueno para la celebración de la votación en plenas restricciones por la pandemia. Acorralado, Bartomeu anunció su dimisión en octubre de 2020, antes de que tuviera lugar el referéndum.
La marcha de Messi
Laporta, su sucesor, se propuso repetir los éxitos deportivos de su primera etapa en un contexto económico desolador. Y, por supuesto, renovar a Leo Messi, descontento con la gestión de sus predecesores. El abogado catalán logró convencer a la pulga, pero la situación económica crítica de la institución obligó al 10 a marcharse por la puerta de atrás. Una promesa incumplida que parte del barcelonismo y el propio astro rosarino aún no perdonan.
En agosto de 2024, cuando Farré, conocido por regalar pizzas y tatuajes a quienes le dieran su aval como precandidato, ya desveló sus planes de iniciar una moción de censura, adujo la salida de Leo Messi y las deudas de la entidad para justificar la mala gestión de la junta liderada por Laporta: "Messi no está y la situación económica es mucho peor de la que era, con todas las famosas palancas que se han vendido, y tenemos el doble de deuda que teníamos".
Deuda de 1.300 millones
Jan sacrificó parte del patrimonio del club mediante las famosas palancas financieras. La venta de activos reportó ingresos inmediatos a cambio del 25% de los derechos televisivos por un período de 25 años y del 49% de Barça Vision.
Los impagos procedentes de esta última operación ha maniatado al FC Barcelona en el mercado de fichajes desde 2023 y ha degenerado en la caducidad de la licencia de Dani Olmo por problemas de Fair Play. Solo se han ingresado 55 millones de los 140 estipulados para 2024 en el plan de viabilidad presentado a la Liga en 2022. Por si esto fuera poco, la memoria del club en el ejercicio 23-24 reconoce una deuda bruta de 1.302 millones, 725 kilos a largo plazo, y 577 millones a corto plazo.
Improvisación a última hora
Pan para hoy, hambre para mañana. Un ejemplo más reciente se halla en el fracaso de las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor en diciembre de 2024. La plana mayor azulgrana se confió en exceso y obtuvo la negativa de la Liga, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), el juzgado de lo mercantil y de lo civil. La entidad sufría el mismo bloqueo de Fair Play que el pasado verano ya obligó a registrar al canterano barcelonista hasta el 31 de diciembre mediante la lesión de Andreas Christensen.
A toda prisa y a última hora, el modus operandi que caracteriza a Laporta, cada vez más desprovisto de ejecutivos de primer nivel como el exCEO Ferran Reverter, se apañó otra palanca de 100 millones para la venta adelantada de una porción de los asientos VIP del futuro Camp Nou. Como los acuerdos con sociedades de Dubái y Qatar para regresar a la norma 1:1 se cerraron sobre la bocina, los respectivos pagos llegaron fuera de plazo y la patronal tramitó la baja de Olmo y Pau Víctor.
Hemeroteca controvertida
Independientemente del desenlace del recurso presentado al CSD, con pocos visos de prosperar, la hemeroteca rebosa de ejemplos de improvisación que han costado caros en la junta directiva que preside Laporta. Jordi Farré dará el mismo paso que en 2020 con un desencanto creciente que esta vez ha calado en la afición.
El regreso fallido al Camp Nou, la falta de transparencia en el nuevo acuerdo con Nike, sellado a días de expirar las licencias de Olmo y Pau Víctor, la desobediencia a la recomendación del auditor Grant Thornton sobre depreciar más de 91 millones el valor de Barça Vision..., y toda una retahíla de decisiones controvertidas en un club cada vez más familiar, donde la fidelidad prevalece por encima de la profesionalidad.
Futuro desalentador
El escenario futuro tampoco es alentador, con la devolución de 2.820 millones durante 30 años, procedente de la financiación para las obras del Espai Barça. Malvender una de las partidas más lucrativas del futuro Camp Nou como los asientos VIP es la última muestra de imprevisión que ha implicado el enésimo sacrificio futuro. La junta directiva de Laporta está en el alambre y se enfrenta al mismo destino que sus antecesores, aquellos de los que prometió pasar página.