Laporta se lleva las manos a la cara durante un acto del Barça

Laporta se lleva las manos a la cara durante un acto del Barça EFE

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La tormenta perfecta del Barça se le gira en contra a Laporta

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El último volantazo de Joan Laporta ha terminado en siniestro. El presidente del FC Barcelona no ha calculado los riesgos de su conducción temeraria, llevada al límite, y ahora es víctima de un accidente que dejará secuelas irreparables.

Cuando más cerca estaba de solucionar la crisis económica que arrastra el club desde la pandemia, ahora que el barcelonismo empezaba a respirar aliviado debido al buen fútbol que practican los pupilos de Hansi Flick, el máximo dirigente lo ha echado todo a perder.

La entidad deportiva catalana, la institución más internacional con diferencia de Cataluña, se desangra después de dejar a dos jóvenes futbolistas, Dani Olmo y Pau Víctor, tirados en la cuneta. Como ocurrió con Leo Messi

Acuerdo deficitario

Laporta se ha pegado un tiro en el pie con la irresponsable y negligente gestión del caso Olmo. Es inexplicable que el club no haya resuelto una situación de la que era perfectamente conocedor desde agosto y haya esperado al mismo 31 de diciembre, último día del plazo otorgado por la Liga para solucionar las inscripciones.

En esa fecha, la junta directiva azulgrana presentó los nuevos acuerdos económicos para la cesión de la explotación de los asientos vip del nuevo Camp Nou durante 20 años. Un acuerdo deficitario a largo plazo, pero que anticipaba la liquidez necesaria para poder solucionar la inscripción de Olmo y Víctor.

Sin embargo, la validación de esa documentación y las transferencias no llegaron a tiempo. Y, por este motivo, las licencias de ambos futbolistas han sido denegadas con arreglo a lo que establece el artículo 140.5 del Reglamento General de la RFEF.

La improvisación es la tónica habitual con Laporta

Esta operación, extraordinaria y que se ideó varios meses atrás, se podría haber cerrado mucho antes del 31 de diciembre. Las condiciones hubiesen sido malas de todos modos teniendo en cuenta el largo plazo. Del mismo modo que se demoró mucho en el tiempo la aprobación del nuevo contrato con Nike, anticipado en la asamblea de compromisarios de octubre pero validado por la junta también in extremis, el 21 de diciembre.

Laporta lleva resolviendo situaciones de urgencia a última hora desde que regresó a la presidencia.

La asamblea del Barça ratifica el acuerdo con Nike

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Cada mercado de fichajes ocurre igual, desde la venta forzada de Griezmann cuando todavía estaba Koeman, pasando por fichajes como los de Aubameyang, Marcos Alonso o los Joaos --Félix y Cancelo-- hasta el fatídico caso Olmo.

Esta vez, Laporta se ha quemado y las llamas han agitado a los sectores más críticos del barcelonismo y despertado a otros que estaban aletargados. La unión de todos ellos amenaza con tensar el tramo final de un mandato que termina en junio de 2026, cuando debería finalizar la obra de un nuevo Camp Nou que también acumula varios meses de retraso en los plazos.

Está cavando su propia tumba

Finalmente, a Laporta se le ha girado en contra la tormenta perfecta de 2021. Entonces, Bartomeu sufrió los efectos demoledores de un Barça que entró en pérdidas debido al impacto de la pandemia y a una política económica que fue llevada al límite en sus últimos años, con la masa salarial disparada y algunas inversiones en fichajes que estaban fuera de mercado.

El entonces presidente falló en ese tramo final, pero fue condenado por su enfrentamiento con Messi y la llegada de algunos nefastos resultados en Europa, siendo decisiva la debacle perpetrada por el Bayern de Flick en Lisboa (2-8).

Laporta, celebrando su victoria en las elecciones del Barça | EFE

Laporta, celebrando su victoria en las elecciones del Barça | EFE

Laporta ganó las elecciones de 2021 de forma autoritaria y prometió resolver todos los males del Barça. Llegó con una pancarta divertida y repleto de carisma, pero sin un plan solvente, supeditado a la improvisación.

Mientras prometía la renovación de Messi, hipotecaba la economía del club al inflar las pérdidas de Bartomeu para terminar pegando una puñalada por la espalda al mejor futbolista de todos los tiempos. Sorprendente fue que pocos meses después de soltar a Messi y malvender a Griezmann, el presidente aprobase el fichaje de Ferran Torres por 60 millones de euros.

Política contradictoria

Luego llegaron las palancas, una venta de patrimonio del club que tapaba agujeros en forma de hipoteca. Y la negociación del crédito del Espai Barça, firmada en el peor momento posible, debido al encarecimiento de materiales y con los tipos de interés financieros más altos de la historia.

Esta política contradictoria se ha convertido en seña de identidad de un Barça que ha seguido maltratando a mitos como Koeman, Jasikevicius y Xavi, pero también a otros deportistas de primera línea como Mirotic, Gundogan y ahora Thomas Heurtel, víctima de otro arrebato colérico de Laporta. Un presidente que convence con su carisma y oratoria, pero decepciona con sus formas. Un líder rodeado de amigos y familiares, pero al que cada vez más profesionales reputados dan la espalda