La junta directiva del FC Barcelona, encabezada por Joan Laporta, obtuvo la aprobación de las cuentas del ejercicio 2023-24 por parte de los socios compromisarios en la pasada asamblea general ordinaria. Pese a la mancha de las pérdidas consolidadas, producto de la depreciación de Barça Studios --ahora Barça Vision--, el club azulgrana prefiere mirar el vaso medio lleno y celebrar la recuperación de la balanza operativa: 12 millones de euros de beneficios ordinarios.
A pesar de haber sobrepasado ligeramente los 859 millones de gastos presupuestados --894M--, la plana mayor de la entidad barcelonista se congratula por el esfuerzo titánico en la rebaja de 171 millones de la masa salarial deportiva: de los 676 millones del curso 22-23 a los 505 millones del 23-24. Con esto, se ha producido un desajuste de 13 millones respecto a los 492 millones previstos. Un descuadre provocado, eminentemente, por el adiós precipitado del cuerpo técnico que dirigía Xavi Hernández, apenas un mes después de ratificarlo.
Xavi renunció a todo
Como afirmó el tesorero de la institución catalana, Ferran Olivé, durante la asamblea telemática, el despido del técnico egarense, su hermano Óscar Hernández, Sergio Alegre y el resto del staff acarreó una compensación económica: "Cuando Xavi dejó su puesto no cobró nada, pero se indemnizó a una parte de su staff. Eso no estaba previsto".
No obstante, la leyenda barcelonista sí que pacto con la entidad el reembolso de los los 2,5 millones que abonó en 2021 de su propio bolsillo al Al-Sadd. El antecesor de Hansi Flick pagó la mitad de su cláusula de rescisión de 5 millones para regresar al Camp Nou y liberarse del contrato que lo unía al club de Qatar. En cambio, el míster catalán renunció, supuestamente, a los 11 millones estipulados en el contrato de la temporada 24-25. El resto de miembros del staff acordaron el cobro de los 4 millones anuales a repartir tras la última renovación.
Indemnización al 'staff'
En la memoria anual compartida por el club catalán sí que se reconoce el pago de indemnizaciones en el concepto 'jugadores y técnicos primer equipo' en 8,1 millones de euros. En el 'resto de personal técnico y de secciones' se ha anotado un gasto de 2,9 millones perteneciente a compensaciones. En total, 11 millones de finiquitos para el personal deportivo. Un abismo respecto al tramo 22-23, cuando se imputaron 473.000 euros.
En lo que atañe a los empleados no deportivos de la institución, se han anotado 3,9 millones, misma cifra que un año atrás. Por lo tanto, las indemnizaciones abonadas por el FC Barcelona en el ejercicio 23-24 ascienden a 15 millones, un aumento de 10,6 kilos respecto a los 4,4 millones de la campaña 22-23.
Mejor salud financiera
En términos generales, pese a circunstancias inusuales como la destitución de un cuerpo técnico, el Barça ha realizado los deberes con nota en materia de masa salarial. La herencia sobredimensionada de la directiva que presidía Josep Maria Bartomeu ha bajado al mínimo histórico de 505 millones de euros, pese al contrato ascendente de Robert Lewandowski --32 millones brutos-- o los astronómicos emolumentos de Frenkie de Jong --25,6 millones brutos--.
En la gráfica de evolución del coste deportivo, que recoge datos desde el ejercicio 2017-18, los 505 millones actuales suponen la cifra más baja de los últimos 7 años.. Además, el 56% de ratio de masa salarial respecto a los ingresos de explotación cumple con creces la limitación del 70% que la UEFA impuso en 2022.
Las palancas financieras
En la temporada 2022-23 los 676 millones se situaban en el 54% de la facturación, con la palanca de la venta del 25% de los derechos televisivos incluida. Sin la venta de patrimonio, la ratio subía hasta el 79%. El dopaje financiero permitió maquillar también el curso 21-22, con una masa salarial de 518 millones, que integraba el 51% de los ingresos con palancas, y el 69% sin la venta de activos.
Cuando la pandemia dinamitaba toda previsión posible, los 617 millones de la campaña 20-21 --y con diferimentos de contratos-- prácticamente abarcaban la totalidad de ingresos --98%--. En el tramo 19-20, el primero condicionado por los estragos de la pandemia, los 636 millones se situaban en el 74% de la facturación. En los cursos anteriores, el peligroso aumento de gastos sobre las fuentes de ingresos del Barça ya amenazaba con estallar en un desequilibrio insostenible. Un proceso que catalizó la Covid-19 posteriormente. En la temporada 18-19, los 671 millones se situaron en el 68% de una facturación insólita de 990 millones; en la 17-18, los 639 millones se financiaban con el 70% de los ingresos.
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