La Superliga Europea se resiste a morir. Han sido muchas las piedras que se ha encontrado en el camino el proyecto liderado por el FC Barcelona y el Real Madrid, especialmente desde su presentación ante los medios de comunicación. Los esfuerzos de los dirigentes se han focalizado en cambiar la percepción del público y convertirse en una alternativa en el fútbol continental. En este sentido, la competición se ha encontrado con una segunda vida a partir de la reciente crisis de la FIFA.
Esa nueva vida de la Superliga corresponde a la guerra que afronta la FIFA contra las principales ligas europeas y los futbolistas profesionales. El descontento con el organismo presidido por Gianni Infantino es cada vez mayor, sobre todo por la confección de un calendario que ha aumentado las plagas de lesiones en los últimos años. En ese territorio tan conflictivo ha aparecido el embrionario proyecto que espera cambiar el status quo en el mundo del fútbol.
La crisis de la FIFA
La Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) y las ligas europeas decidieron dar un golpe sobre la mesa al confirmar en una rueda de prensa celebrada en Bruselas que van a demandar a la FIFA por el calendario. La histórica denuncia ha representado una ventana para que la Superliga pueda aparecer nuevamente en el panorama mediático, donde persisten en ser una solución inmediata a esos problemas.
Joan Laporta y Florentino Pérez, junto a Bernd Reichart, CEO de A22 Sport
"Los pilares sobre los que se ha basado hasta ahora el monopolio de estos organismos se están derrumbando", ha expresado Bernd Reichart, CEO de la Superliga, en una entrevista concedida a Kicker. No solo en relación con lo que sucede actualmente con la FIFA y el descontento de las ligas, sino también a la UEFA por su modelo de gestión en Europa.
La Superliga se ha encontrado con varias figuras de oposición, entre ellas, las principales ligas europeas. La Liga de Javier Tebas es el mejor ejemplo, debido a que consideran que la existencia de la competición podría "destruir el ecosistema del fútbol". Sin embargo, el proyecto que tiene a Barça y Real Madrid como sus grandes fundadores se encuentra con la posibilidad de ganarse la confianza de esas voces tan críticas al representar una alternativa a los modelos de FIFA y UEFA.
El futuro del torneo
Reichart ha aprovechado la crisis de los dos grandes organismos de fútbol para dar exposición mediática a la competición que representa. El dirigente ha vuelto a asegurar que el objetivo es que el torneo sea una realidad en la temporada 2024-25: "Estamos estudiando las nuevas tecnologías y el modelo de negocio basado en ellas porque creemos que los aficionados al fútbol merecen una mejor y más asequible experiencia en sus pantallas".
La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) del pasado mes de diciembre, donde señalaron el abuso de poder de la UEFA, ha supuesto un cambio en el futuro de la Superliga. Al menos así lo ha asegurado el CEO del proyecto: "El fallo de diciembre ha aumentado significativamente la voluntad de los clubes de hablar y ha reducido el miedo a las represalias".
Según ha podido saber Culemanía, hasta unos 30 equipos --se desconoce la procedencia-- estarían interesados en dar el salto a la Superliga. Aunque es una cifra que podría seguir creciendo con las diferentes disputas judiciales que plantean un cambio de paradigma en el fútbol de Europa, donde la UEFA se ha mantenido con el visto bueno de la FIFA como la única voz de autoridad.
La necesidad del Barça
El proyecto es uno de los posibles salvavidas a los que se aferra el FC Barcelona para mejorar su economía. Las numerosas informaciones apuntan a que la competición podría dejar hasta 300 millones de euros por temporada en las cuentas del club azulgrana, además de una presunta inyección en concepto de fidelidad por mantenerse como uno de los fundadores.
Joan Laporta en la despedida de Andrés Iniesta
De momento, el FC Barcelona y el Real Madrid esperan que las grietas en la FIFA y la UEFA hagan que la percepción de la Superliga cambie positivamente. Esa puede ser la diferencia definitivamente para que los clubes más importantes de Europa decidan formar parte de la nueva competición.