Joan Laporta no se las prometía tan felices hace tan solo dos semanas. El pasado 30 de agosto se cerraba el mercado de fichajes con muy pocos movimientos. Con una plantilla debilitada en cuanto a nombres propios, con solo 22 efectivos, muchísimos jóvenes inexpertos y una enorme horda de lesionados. No parecía la mejor gestión para comenzar una temporada ilusionante, pero el presidente y su hombre de máxima confianza en la parcela deportiva, Deco, dieron con la tecla al decidir el fichaje de Hansi Flick, que luego propició el de Dani Olmo. El nivel de juego, la ambición y la actitud de los jugadores han dado un vuelco tan inesperado como impactante. El máximo mandatario del club ahora respira aliviado pese a la presión constante de sus opositores. Una vez más, el fútbol tapa las vergüenzas institucionales.
Hace poco más de cuatro meses, Laporta estaba enojado. El Barça había perdido por 4-2 en Girona y el presidente estaba muy enfadado tanto con Xavi Hernández como con el hundimiento físico del equipo. Este domingo, 15 de septiembre, el Barça destrozó al grupo de Míchel Sánchez en Montilivi. Con Flick de entrenador, la vida del máximo dirigente es más plácida. Laporta sueña con otra temporada mágica, igual que los culés, desencantados y cabizbajos no hace tanto tiempo. La oposición, mientras, critica la gestión económica de la actual directiva, pero sabe que los títulos que consiga la actual plantilla irán en contra de sus intereses.
Laporta está más relajado y feliz. Incluso ha perdido peso en las últimas semanas. Su aspecto es mucho más saludable, como el del Barça. Hace un año, era un equipo deprimido, con muchos complejos, roto, sin chispa. Ahora, el Barça asfixia a los rivales y marca goles con gran facilidad. Con Lamine Yamal como gran estrella y un tándem mágico en el medio con la mejor versión de Pedri y un Dani Olmo multiusos, que hace muchas cosas y las hace bien.
Flick, un técnico muy exigente
La transformación del Barça no es casual. Se debe al carácter cartesiano y exigente de Flick, un técnico muy perfeccionista. El alemán está encantado con la respuesta de sus futbolistas, pero quiere más. Sabe que habrá curvas en el camino y pide a los futbolistas que no frenen.
"Tenemos que seguir así, no podemos detenernos", manifestó Flick en la rueda de prensa posterior a la convincente victoria del Barça en el campo del Girona (1-4). El técnico aplaudió la presión alta del equipo y que siguiera la consigna que dio en el descanso de dar pases profundos a los delanteros. Así llegó el gol de Dani Olmo.
Nike y Barça Vision
Laporta, a la espera de firmar la renovación con Nike y de encontrar nuevos socios para Barça Vision, sabe que las victorias son el mejor ansiolítico en un club con muchos altibajos. Y sabe también que si el equipo gana la Liga o la Champions tendrá muchas posibilidades de ser reelegido si adelanta las elecciones un año y se celebran en 2025. También es más fácil firmar un gran contrato dejando buenas muestras de buen fútbol, de tener un equipo capaz de competir por todo. Y es que, de cara a esas hipotéticas elecciones, Laporta obviamente se presentará sacando pecho por haber obtenido el mejor contrato de patrocinio del mercado.
Flick y la renovación del Camp Nou son los otros --y los principales-- grandes argumentos a los que se agarra Laporta para soñar con un futuro mejor. Para maquillar los problemas de un club que vive al día. Hoy, el Barça es una entidad con urgencias a la espera de tiempos mejores. Con el nuevo Camp Nou, los ingresos se multiplicarán y el Barça podrá presumir, de nuevo, de tener uno de los mejores estadios del mundo. "El mejor", según el máximo dirigente, que aspira a ser el Joan Gamper del siglo XXI.
La oposición mueve ficha
La oposición, mientras, ya se mueve. Pisa el acelerador. Este verano ha habido muchas reuniones en clave barcelonista, con Joan Camprubí Montal, el nieto de Agustí Montal --el presidente que fichó a Johan Cruyff como jugador--, posicionándose como candidato. Som un clam se antoja como la propuesta más firme para plantar cara a Laporta en un escenario hábido de nuevos protagonistas, de nuevas caras más jóvenes que simbolicen el necesario cambio de tiempos. El equipo de Camprubí se prepara para celebrar un acto por todo lo alto en Fira de Barcelona dentro de un mes, justo antes de la próxima asamblea de socios compromisarios. Están cada vez más preparados, pero saben que lo tendrán más difícil para hacer mucho ruido mientras el Barça juegue así de bien.
También aspira a la presidencia Víctor Font, derrotado por Laporta en 2021. Otros posibles aspirantes como Xavi Vilajoana, Marc Ciria o Jordi Termes van tomando posiciones, se preparan para desempeñar un papel en el próximo proceso electoral a la espera de ver qué ocurre con otras personalidades como Sandro Rosell o Javier Faus.
Font, curiosamente, pidió a Laporta que avanzara las elecciones en su última comparecencia ante los medios de comunicación. El líder de Sí al futur aseguró que el Barça se encuentra en una situación económica crítica y lamentó que el actual presidente no fichara a Nico Williams. Sin embargo, nada malo dijo de Hansi Flick, la actual apuesta ganadora de Laporta. También alabó la figura de Deco. Y si Laporta finalmente avanza las elecciones, es posible que Font se arrepienta de sus palabras. Probablemente, Laporta se las recordará.
Cambio de ciclo
Hoy, el presidente sonríe. En Girona visualizó el final de un ciclo y el inicio de otro. Ese día tuvo claro que se había precipitado al ratificar a Xavi Hernández como técnico del Barça hasta junio de 2025. Ese día también sabía que entregaría el mando de la plantilla azulgrana a Flick, a quien ya quiso fichar en 2021. Y sabía que Pini Zahavi, antiguo socio suyo y representante del técnico germano y de Robert Lewandowski, lo tenía todo atado y bien atado.
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