Fracaso absoluto. El FC Barcelona se las prometía muy felices a principios de verano. Joan Laporta iba pregonando a los cuatro vientos que la situación económica del club estaba solucionada. Que el club alcanzaría la norma 1-1 del control económico de la Liga. Que era posible fichar a jugadores del calibre de Nico Williams. Que el acuerdo de renovación con Nike estaba encarrilado. Que la nueva configuación societaria de Bridgeburg Invest se haría oficial muy pronto para solucionar el pufo de Barça Studios. Que se iba a cerrar el ejercicio económico 2023-24 con beneficios. Todo ha resultado ser una gran cortina de humo. Ninguna de esas premoniciones se ha cumplido. Laporta ha vuelto a vendernos la moto.
A nivel de salidas, el Barça ha hecho los deberes por mediación de su discutido director deportivo, Deco, que ha hecho un buen trabajo. Hasta 15 jugadores con ficha del primer equipo --o llamados a tenerla este curso-- han hecho las maletas. Dos porque estaban cedidos --Joao Félix y Joao Cancelo--, otros dos porque terminaban contrato --Sergi Roberto y Marcos Alonso-- otros cuatro porque no contaban para el entrenador --Dest, Lenglet, Oriol Romeu y Álex Valle--, otros cinco porque han generado ingresos con sus respectivos traspasos --Marc Guiu, Mika Faye, Julián Araujo, Chadi Riad y Estanis Pedrola-- y luego están los casos extraordinarios de Gundogan y Vitor Roque.
Gundogan se podría haber quedado
¿Cuál de los dos es más escandaloso? Una pregunta de difícil respuesta. La salida de Gundogan se vendió como una necesidad para inscribir a Dani Olmo. Otra filtración que ha resultado ser falsa. Gundo salió, generando un 70% de margen salarial, y le siguieron Lenglet (60%), Mika Faye (20% de su traspaso) y Vitor Roque. Nada de eso era suficiente para inscribir al crack de Terrassa. Solamente una sobrevenida lesión de Christensen, con parte médico de cuatro meses de baja certificado por la Comisión Médica de la Liga, permitió la inscripción de Olmo. Una gran apuesta personal de Deco y Hansi Flick, que parecen haber acertado.
Por lo tanto, la conclusión es muy grave: Gundogan se podría haber quedado y no habría pasado nada. Su salida no permitió la inscripción de Olmo, tan solo la lesión de Christensen, cuyo 80% de salario ha permitido que Dani pueda jugar hasta el 31 de diciembre. El motivo de que se haya ido para nada solo lo saben los verdaderos responsables. O se lo querían quitar de encima porque iba a jugar menos y podía generar problemas en el vestuario o, peor aún, no conocían la normativa de la Liga. El mejor jugador de la temporada pasada ha vuelto a brazos de Pep Guardiola, encantado de recibirlo para acabar juntos su ciclo en el Manchester City.
Flick hubiese contado con Roque
Posiblemente más escandaloso que el asunto de Gundogan sea el caso Vitor Roque. Fichado hace un año, en plena crisis económica del club, por 31 millones fijos más 30 en variables --aunque en Brasil lo tasan en 74 con impuestos y comisiones--, no se ha quedado en el Barça porque tampoco había espacio para él. No se le podía escribir. Hansi Flick apenas contó con él en pretemporada porque ya le habían dicho que no se quedaría. Igual que Mika Faye o Julián Araujo. No participaron casi en pretemporada porque el club pretendía hacer negocio con ellos.
¿Para qué iba a perder el tiempo Flick si ya sabía de antemano que no los iba a tener? Era mejor ir conociendo a los canteranos. Sin embargo, en el caso de Roque, el técnico alemán fue taxativo: "No es cierto que yo no contase con él, es muy buen chico y ha trabajado bien, creo que sería interesante poder contar con otro delantero en la plantilla". Blanco y en botella.
Las 6 altas del nuevo Barça
Si 15 han sido las bajas, solamente seis han sido las altas. Los regresos por cesión de Éric García, Ansu Fati --lesionado-- y Pablo Torre --un cromo muy repetido que lo tendrá realmente difícil para participar--, el ascenso desde el Barça B al primer equipo de Marc Casadó --recordemos que Marc Bernal, Héctor Fort y otros jugadores como Gerard Martín por ahora tienen ficha del filial-- y los dos únicos fichajes. Uno, low-cost, que jugó cedido el curso pasado a las órdenes de Rafa Márquez y que tampoco está llamado a tener un rol protagonista en la plantilla, Pau Víctor. Y otro, este sí, que es un verdadero fichaje top que ha costado 55 millones más variables y que está llamado a ser uno de los líderes de la plantilla, el ya citado Dani Olmo. También se han consolidado con ficha del primer equipo las jóvenes perlas de 2007, Lamine Yamal y Pau Cubarsí.
El técnico alemán contará con 22 futbolistas con ficha del primer equipo y una decena de jóvenes del filial que también estarán en dinámica top. El problema es que de esos 12 hay ahora mismo cinco lesionados --Araujo, De Jong, Gavi, Christensen y Ansu Fati, a los que se suma el joven Marc Bernal-- y otros pocos llamados a tener un rol muy residual. Casadó jugará porque no queda más remedio, mientras que Pablo Torre, Pau Víctor y Éric son jugadores que se han quedado más por obligación que por petición expresa de Flick. De hecho, Pau Víctor y Casadó pudieron ser inscritos gracias al poco margen salarial que sobró del verano pasado, porque tienen salarios simbólicos en relación a lo que cobran los jugadores de primera línea.
El desastre económico
Lo que explica esta situación agónica, que bien podría calificarse de desastrosa, no es la gestión deportiva de Deco, sino la negligencia de una junta directiva que es esclava de Barça Studios, la palanca rota de Laporta. El dinero impagado por esta operación castiga al conjunto azulgrana cada mercado. Incapaces de cerrar a tiempo una nueva estructura accionarial para Bridgeburg Invest, ni de firmar el nuevo acuerdo de renovación con Nike, es una obviedad que Laporta ha fracasado en su afán de ofrecer un gran equipo a Hansi Flick.
El presidente del Barça está más señalado que nunca y pasará un final de año complicado. La oposición se mueve, cada día más activa, y se organiza con actos que no cesarán de septiembre a diciembre. Los ecos de una moción de censura retumban cada vez más alto. Y Laporta cruza los dedos. Debe cerrar Nike y Bridgeburg antes del 30 de septiembre, fecha límite para la formulación de cuentas del ejercicio 23-24. Solo así, podrá empezar a regalar ilusión de verdad a partir de 2025 con nuevos fichajes y el regreso al nuevo estadio. La realidad a día de hoy es palmaria: el 125 aniversario del club empieza trastabillado.
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