El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ha vuelto a quedar preso de sus palabras. El club azulgrana no ha realizado los deberes financieros. En consecuencia, tampoco ha podido proveer a Hansi Flick de los fichajes deseados. La coyuntura de la entidad vuelve a distar de lo anunciado por su máximo dirigente en la denominada Reunió del Senat. La oratoria se le escapa de las manos una vez más. Hasta la fecha, ni beneficios ordinarios ni Nico Williams ni acuerdo con Nike.
Por la boca muere el pez. Jan no solo ha vendido la piel del oso antes de cazarlo, sino que también ha perjudicado la ardua faena de Deco en la dirección deportiva. La posible contratación de Nico saltó demasiado pronto al plano mediático. A principios de julio, el dirigente aseguró en una entrevista con Catalunya Radio que la institución catalana podía acometer el fichaje: "El Barça puede aspirar a fichar a Nico Williams. Me gusta mucho. Es el resultado del trabajo de estos tres años. Podemos hacer frente un fichaje de este nivel".
La renovación de Messi
Mes y medio más tarde se ha demostrado como otra afirmación demasiado aventurada. Un pecado capital que trasciende la actividad del mercado de fichajes y se ha repetido varias veces a lo largo de este mandato. Su regreso en marzo de 2021 quedaba avalado, en parte, por su optimismo con la renovación de Leo Messi. El barcelonismo le confió la extensión de contrato del astro argentino a un presidente de grato recuerdo, y fracasó en el intento.
"Lo de Messi lo arreglo con un asado", aseguró Jan días antes de imponerse en los comicios presidenciales. Una vez metido en el meollo, en julio de 2021 mandó un mensaje optimista al barcelonismo: "La renovación progresa adecuadamente". Apenas quedaban dos semanas para que se mascara la tragedia. Laporta creía que la parte más compleja de asegurar un último contrato del 10 pasaba por convencerlo. Pero ni siquiera el 'sí' de la pulga garantizó su continuidad. La astronómica deuda no permitió formalizar aquella última renovación.
Regreso fallido
La traumática marcha de Leo en tiempos de pandemia por la Covid-19 tuvo un segundo capítulo de final aciago para el barcelonismo. Laporta volvió a cantar victoria antes de tiempo en 2023, cuando el mejor jugador de la historia se desvinculó del PSG. El abogado catalán confiaba en obtener la misma respuesta de su exjugador franquicia.
Las suculentas ofertas económicas de Oriente Medio no iban a representar amenaza alguna para el romance del 10 con el Barça. Con esto, Laporta no contaba con el poder de seducción de David Beckham y su Inter Miami: "Con todos los respetos hacia Arabia Saudí, que está haciendo muy buen trabajo, el Barça es el Barça.Y el Barça es su casa. El Barça puede competir contra todo el mundo. La historia nos avala y el sentimiento de nuestros 400 millones de seguidores es demasiado fuerte".
Pero la estrella rosarina ya había aprendido la lección. Tras conquistar el Mundial, ya había tocado el cielo en el fútbol y se negaba a experimentar la presión del ambiente asfixiante de can Barça nuevamente. "Durante mi carrera en el Barcelona ya se me acusó de muchísimas cosas que no eran ciertas y ya estaba un poco cansado. No quería pasar por todo eso otra vez. Y bueno, cuando me tuve que ir ya dijeron también que la Liga lo había aceptado todo, pero al final no se pudo hacer. Tenía el miedo que volviera a pasar lo mismo y tener que andar a la corrida como pasó entonces", explicó Messi en una entrevista después de rechazar un regreso al club azulgrana.
Deberes incumplidos
Con la salvedad del verano de las palancas financieras, el FC Barcelona no ha podido acudir a reforzarse al mercado de traspasos con el músculo económico de la anterior década. Este 2024, primer presupuesto elaborado sin el dopaje de la venta de patrimonio, Laporta prometió números verdes. El nuevo acuerdo de patrocinio con Nike y la reestructuración accionarial de Barça Studios debían resolverse en cuestión de semanas.
El 12 de junio, el máximo mandatario de la entidad alzó las campanas al vuelo y dio la buenanueva en la Reunió del Senat: "Después de decisiones valientes, hoy podemos decir con orgullo, tras tres años y remontándonos al 2017, que este año el club dará resultados operativos positivos".
Ni Nike ni Barça Studios
El ejercicio económico debió cerrarse con beneficios tras impuestos el 30 de junio. A última semana de agosto no hay rastro de la presunta renovación de patrocinio con Nike que debía reportar 100 millones de ingresos inmediatos --'bonus signing'--. Por ende, el Barça opera en el mercado como club excedido y todavía no ha podido inscribir el fichaje de Dani Olmo.
"Hay unas operaciones que se están a punto de cerrar", adelantó el 8 de julio Laporta. Mes y medio más tarde, tan solo ha trascendido el nombre de Aramark, que invertirá 25 millones de los 40 kilos impagados por Libero Football Finance en Barça Studios. Faltan otros 15 millones que mantienen la entidad excedida, sin alcanzar la norma 1-1 de la Liga para reforzarse con garantías. En septiembre también expira otro vencimiento de 60 millones perteneciente a la venta del 49% de la filial audiovisual.
Dani Olmo y gracias
En conclusión, el Barça ha tenido que conformarse con otro crack como Dani Olmo por 55 millones de euros fijos y 7 en variables. Si bien la operación se oficializó el 9 de agosto, dos semanas más tarde no se ha podido concretar su inscripción de la Liga. El canterano azulgrana empieza a impacientarse tras dos jornadas en la grada. Se trata de la única incorporación junto a Pau Víctor.
Un año más, se ha vuelto a descartar el fichaje de un mediocentro en pro de promocionar perlas de la Masía como Marc Bernal y Marc Casadó. Para más inri, se ha marchado Ilkay Gundogan, obligado por las necesidades financieras del club. Pivotes de la talla de Joshua Kimmich y Martin Zubimendi se han vinculado al interés del Barça. También en un pasado se trató de fichar a Bernardo Silva.
"Es reconfortante estar a punto de acabar este proceso que ha durado tres años", manifestaba Laporta dando por hechas varias operaciones pendientes. El grave riesgo de cantar victoria antes de tiempo en una entidad con tantos focos alrededor. Por cuarto año consecutivo, el barcelonismo se ha llevado un chasco mayúsculo en el mercado. Nico Williams no vestirá de azulgrana. Solo queda un margen salarial de 3-4 millones para más incorporaciones, salvo que el remedio milagroso de Nike tenga lugar antes del 31 de agosto. O bien que Laporta ponga en juego de nuevo su patrimonio y presente un aval que salve la papeleta sobre la bocina.
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