El FC Barcelona trabaja a destajo con tal de encontrar financiación para los 40 millones de euros pendientes de ingresar por Barça Studios --ahora Barça Vision--. El club presidido por Joan Laporta quiere matar dos pájaros de un tiro. La entidad no descarta que Nike pueda entrar en Bridgeburg Invest y reponer los impagos de Libero Football Finance. A falta de anunciar un acuerdo oficial, la entidad catalana y la marca estadounidense se encaminan hacia una segunda reconciliación.
La vida da muchas vueltas --el doble en can Barça--. El matrimonio de conveniencia puede reforzarse con un nuevo acuerdo astronómico tras superar dos batallas legales. Primero, la junta directiva de Josep Maria Bartomeu presentó tres demandas en las que reclamaba una suma cercana a 50 millones de euros. Este mismo 2024, la institución barcelonista ha tratado de romper unilateralmente el acuerdo --firmado en precontrato-- con su main sponsor que tenía fecha de vencimiento en 2028. El patrocinador respondió con medidas cautelares solicitadas a la justicia, que falló a su favor.
El intento de divorcio fallido de Laporta
Nike se aferró a la vinculación firmada en 2018 con la directiva de Josep Maria Bartomeu. Por contra, Laporta tensó la cuerda hasta tratar de romperla y negociar con otros pretendientes como Puma y New Balance. El máximo dirigente del club azulgrana advirtió del divorcio en el primer episodio de su podcast en Barça One.
"A Nike les dijimos que, en base a unos incumplimientos que para nosotros eran flagrantes, resolvíamos el contrato. Tenían 45 días para compensarnos, no lo hicieron y les comunicamos que se resolvía el contrato, a lo que ellos respondieron con unas medidas cautelares que nosotros hemos contestado y ahora estamos viendo la solución a estas medidas", relató los primeros pasos de una batalla judicial que llegó a su fin por la vía rápida. Pese a que Nike no reponía el material suministrado al FC Barcelona la justicia consideró las infracciones insuficientes para rescindir el contrato.
Jarro de agua fría
Tras el jarro de agua fría en el mes de abril, a la dirigencia del club no le quedó otro remedio que sentarse a renegociar las condiciones con su main partner desde 1998. Muchos frentes abiertos se han discutido desde entonces: desde la falta de stock y los royalties que monopoliza Nike procedentes de la venta de réplicas hasta el bloqueo que impide al Barça abrir tiendas en el extranjero.
Dos meses después del desencuentro en los despachos, las aguas han vuelto a su cauce paradójicamente. Lo cierto es que el ejercicio económico del FC Barcelona se cerrará el próximo 30 de junio con un desajuste de 160 millones en los ingresos presupuestados. Y todavía no se ha anunciado ningún acuerdo. Aun así, las últimas informaciones apuntan a un pacto beneficioso, cuyo montante fijo oscilaría entre los 105 y los 120 millones por temporada. La guinda, un supuesto signing bonus superior a 100 millones que paliaría los males financieros inmediatos en can Barça.
En cuestión de meses, el conflicto ha virado de un divorcio fruto del desgaste a una posible celebración de bodas de plata --26 años ya-- por todo lo alto. Casualidad o causalidad, el actor más impensable antaño, parece erigirse en la solución de los problemas del FC Barcelona. De villano a héroe.
Las tres demandas de Bartomeu
Pero en el caso de Barça y Nike, las crisis matrimoniales son reincidentes. En la temporada 2020-21, el club de la capital catalana lanzó una primera ofensiva judicial consistente en tres demandas admitidas a trámite. La primera procedía del impago de royalties procedentes de la venta de réplicas de camisetas; la segunda, por multas que la sociedad estadounidense imponía al Barça como consecuencia de incumplimientos; la tercera, en respuesta al abuso de la posición de dominio de Nike.
Como el frente vigente sobre la distribución de réplicas. Cuando el FC Barcelona se adueñó del negocio del retail a través de Barça Licensing & Merchandising (BLM), se percató de que Nike había dejado de abonar los royalties de las réplicas. La empresa catalana Roger's, vendedora de las equipaciones sin el logotipo de Nike y con el escudo del club azulgrana, abonaba el porcentaje correspondiente íntegramente a la multinacional norteamericana.
Laporta dio marcha atrás
Finalmente, el traspaso de poderes en la institución de la Ciudad Condal revirtió la batalla judicial. La junta directiva de Laporta anunció mediante el CEO, Ferran Reverter, la anulación de las tres demandas. Los sucesores en la plana mayor tomaron el poder en una posición conciliadora. "Se trata de hacer negocio entre todoss y no destruir", sentenció el director ejecutivo. Tampoco vaticinaban que los litigios abiertos prosperasen en los tribunales.
De ahí la marcha atrás antes de perder a uno de los mayores socios comerciales del Barça en el Siglo XXI. Dos años y medio más tarde los puntos de discordia apenas se han desencallado en términos oficiales. La confección de un nuevo acuerdo puede abrir otro escenario más rentable para la entidad catalana. Siempre, en el supuesto de que Nike se comprometa a mitigar --e incluso revertir-- los incumplimientos que todavía afectan negativamente al FC Barcelona.
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