Los pecados capitales de Laporta desde que regresó al Barça
Las dificultades económicas y deportivas han marcado esta primera mitad de mandato del abogado catalán en el FC Barcelona
13 mayo, 2024 01:29Noticias relacionadas
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El presidente perfecto no existe. La gobernanza de cualquier comunidad precisa de moderar una convivencia entre intereses varios, a veces, incluso opuestos. Todos los máximos mandatarios en la historia del FC Barcelona reúnen admiradores y detractores en su medida. En una de las etapas económicas más complicadas en la historia del Barça, Joan Laporta tampoco se ha librado de los haters. Y es que abogado catalán ha incurrido en una serie de pecados capitales durante estos tres años de mandato que han decepcionado a un sector del barcelonismo.
La gestión económica de la junta directiva de Josep Maria Bartomeu le dejó una herencia nefasta a su sucesor, con una deuda de 1.350 millones de euros. Por ello, Laporta se pegó un tiro en el pie en la campaña electoral de 2021, cuando lanzó una promesa a los aficionados que posteriormente se estrelló contra la realidad financiera de la entidad: la renovación de Leo Messi. El primer gran error del nuevo dirigente consistió en confiar en persuadir al astro argentino dejando de lado los impedimentos monetarios.
La corta etapa de Koeman
El mejor jugador de todos los tiempos solo coincidió una temporada con el técnico Ronald Koeman. Pese a conquistar únicamente la Copa del Rey en 2021, después de meditarlo, la pulga aceptó renovar por décima vez su contrato con el Barça. Sin embargo, ni rebajando un 50% su astronómica ficha el club se lo hubiera podido permitir. "Tuve que poner a la institución por encima del mejor jugador de la historia en aquel momento de ruina y eso me hace muy triste, pero no pude retenerlo. Acababa contrato y estábamos en la ruina", admitió meses más tarde Laporta.
Koeman perdió al futbolista más diferencial de la plantilla. A cambio, solo llegaron el Kun Agüero, que apenas disputó cinco partidos vestido de azulgrana antes de diagnosticarle una arritmia cardíaca, Éric García, Memphis Depay y Luuk de Jong. El proyecto se encaminaba hacia el desastre en noviembre, con el equipo azulgrana en novena posición de la Liga y prácticamente eliminado de la Champions League.
El feeling entre la plana mayor del área deportiva y el técnico neerlandés no cuajó. Llegó Xavi Hernández, y el director de fútbol Mateu Alemany sacó la varita mágica en el mercado invernal de 2022. Incluso la entidad realizó un esfuerzo económico en el fichaje de Ferran Torres, que costó 55 millones abonados en cuatro plazos. Proveyeron al entrenador catalán de refuerzos como Pierre-Emerick Aubameyang, Dani Alves y Adama Traoré. Ni punto de comparación respecto a Koeman, que tuvo que trabajar sin recursos y agotó la paciencia de la directiva en tiempo récord.
Las famosas palancas
Además, el tiempo evidenció el agravio comparativo entre entrenadores. Laporta siente especial devoción por Xavi. En otra temporada en blanco pese a haber gastado unos 300 millones de euros en fichajes para contentar al míster egarense, el propio presidente ha reconocido que "si no fuese Xavi, ya lo habría destituido". Tan solo terminar la temporada 21-22 en segundo puesto, el FC Barcelona se sacó de la manga las palancas financieras en verano de 2022.
La institución realizó hasta cuatro ventas de patrimonio por valor total de 867 millones de euros: dos consistieron en la cesión del 25% de ingresos procedentes de los derechos televisivos durante 25 años; las otras dos, la venta del 49% de Barça Vision, en concreto, de la rama audiovisual denominada Barça Studios. Con ese dinero se rebajó deuda y se obtuvo liquidez con tal de invertir 153 millones en los fichajes de Robert Lewandowski, Jules Koundé y Raphinha, más las inscripciones de Andreas Christensen y Franck Kessié. Deportivamente, ese salto de calidad de la plantilla tan solo ha permitido conquistar una Liga y una Supercopa de España.
La desprofesionalización del Barça
En tercer lugar, la parcela ejecutiva del FC Barcelona se ha desangrado durante los últimos tres años. Ferran Reverter, fichaje estrella del proyecto de Laporta como CEO, saltó del barco en febrero de 2022, ni un año después de asumir el cargo. Es vox populi que no comulgaba con la política de recursos humanos más próxima a una empresa familiar que al mejor club del mundo. Tras su salida, Laporta rechazó sustituir el cargo con un nuevo refuerzo institucional. El mismo presidente y el tesorero Ferran Olivé heredaron sus funciones.
Le siguieron más de una veintena de altos cargos. Este 2024, Maribel Meléndez, directora corporativa, y Eduard Romeu, vicepresidente económico, han renunciado a sus respectivas funciones. Otras tres dimisiones se llevó por delante el Espai Barça: Ramón Ramírez, Àlex Barbany y Jordi Llauradó. En el área deportiva, el binomio de Mateu Alemany y Jordi Cruyff en el equipo masculino hizo las maletas en 2023. Mismas fechas que la marcha de Markel Zubizarreta a la RFEF como nuevo director de fútbol femenino.
Se va Mateu, llega Deco
¿Quién llegó para asumir un cargo tan importante como la secretaría técnica? Deco, exagente de Raphinha que se había llevado una comisión de traspaso abonada por el Barça. El nuevo director deportivo contaba con el beneplácito de Alejandro Echevarría, voz más que autorizada en el entorno del presidente, pero carecía de experiencia en comparación con sus predecesores.
Vitor Roque fue la gran apuesta del director del área de fútbol en el mercado, fichado por 40 millones fijos, 21 variables y 13 en comisiones. Con solo 13 partidos, dos de titular, y 310 minutos disputados, Tigrinho no ha convencido a Xavi. En cuanto al resto de fichajes, Deco renegociará el regreso de los Joaos, que tampoco han rendido a la altura de las expectativas. Oriol Romeu, el presunto relevo de Sergio Busquets en el pivote, también cuenta con un lugar habitual en el banquillo. Solo Ilkay Gundogan se ha adueñado de la titularidad.
Alemany encarriló la incorporación del volante alemán antes del aterrizaje de Deco. Evidencias más que suficientes que demuestran la desprofesionalización de un club cada vez más familiar. Los mejores ya no trabajan en los despachos de la Ciutat Esportiva Joan Gamper.