La eliminatoria entre FC Barcelona y Paris Saint-Germain está a punto de decidirse. Este martes, Montjuïc albergará el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League. La catalana y la francesa son dos instituciones enfrentadas y opuestas. Son dos entidades contrapuestas porque una es propiedad de los socios y la otra, de una sociedad anónima que, además, cuenta con el soporte financiero de todo un país, Qatar.

El Barça vendió su propio patrimonio, por decisión de Joan Laporta y su junta directiva, con la intención de armar un equipo competitivo. Al jeque del país de oriente medio, Nasser Al-Khelaifi, no le hace falta nada de esto. Hace y deshace a su antojo. Y se inyecta dinero, los famosos petrodólares, a través de empresas que patrocinan al PSG, todas provenientes del país del presidente del conjunto parisino.

El imperio qatarí

Al-Khelaifi dirige al equipo de la capital francesa, pero solo es la cara visible, alguien señalado a dedo para orquestar al PSG desde Europa. Nasser fue el único tenista de Qatar que llegó a ser profesional, aunque solo jugó dos torneos ATP en su carrera. De ahí nace su relación con la realeza. Fue el profesor del hijo del anterior emir, Hamad bin Jalifa Al-Thani. Cuando heredó el trono, designó a Al-Khelaifi.

Neymar Jr con Nasser Al Khelaifi en su presentación con el PSG EFE

A través de la amistad que fraguó con el actual emir, Nasser ingresó, primeramente, en Qatar Investment Authority (QIA), compañía que busca diversificar inversiones a partir del beneficio que genera el país del gas y del petróleo. Esta sociedad posee el Paris Saint-Germain. De la QIA nace la empresa Qatar Sports Investment, que se centra solo en el deporte, y de la cual Nasser es el máximo dirigente. No hay una cifra concreta que hable de la fortuna de Al-Khelaifi, pero algunas publicaciones afirman que supera los 10 mil millones de dólares. Forbes no lo incluye en ninguna lista porque entiende que su dinero proviene de la familia real.

La oscura realidad

Esta es la oscura realidad en la que está sumido el PSG, que intenta comprar con dinero la grandeza futbolística. Muchos de los patrocinios del equipo parisino provienen de empresas de la QIA, como Ooredoo, la Telefónica de Qatar. Esta compañía, de hecho, dirigida por un familiar el emir Faisal Bin Thani Al Thani.

Publicidad de Qatar Airways en el Camp Nou / METRÓPOLI ABIERTA

Otra vieja conocida en Can Barça es Qatar Airways. La compañía aérea sustituyó a Qatar Foundation en 2013. La aerolínea está controlada por la familia real, como no podía ser de otra forma. Algunas empresas que le hacen la competencia, en el año 2016, notificaron a través de unos informes que el estado había otorgado siete mil millones de dólares en ayudas. El departamento del país, obviamente, no tomó cartas en el asunto.

Otro patrocinio es Visit Qatar, la página oficial para promocionar el turismo a la región del oriente medio del gobierno que orquesta el emir. El PSG también es una forma de acercar el régimen al mundo occidental. También se encuentra entre los sponsors el Qatar National Bank (QNB). Con sede en Doha, detrás del banco se halla la empresa del emir, Qatar Investment Authority. Ali Sharif Al Emadi es el presidente y antes había formado parte de la junta de Ooredoo, un hecho que explica las puertas giratorias de Qatar.

Así es como el PSG consigue todo su dinero. Tiene a todo un país detrás. Y también a la televisión. BeIN Sports, filial de Al-Jazeera, tiene derechos de la Ligue 1. Su CEO es Nasser Al-Khelaifi. Otros cargos que ocupa son: ser el presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA), de la Federación Qatarí de Tenis (QTF), de la Fundación Qatarí de Squash (QSF) y, además, el vicepresidente de la Federación Asiática de Tenis para Asia Occidental (ATF). En resumen, un hombre de régimen.

Patrocinadores poco éticos

Según informaba L'Équipe en 2022, el PSG superaba los 700 millones de facturación. Por patrocinio, le llegan más de 300 kilos. Dos terceras partes, como mínimo, de Qatar. Un sponsor en la manga, Goat, empresa especializada en la venta de zapatillas, les reporta 50 millones anuales. Otros 10 provienen de una empresa de criptomonedas, un negocio volátil. La empresa Crypto.com patronica al PSG.

Trading y bitcoins

No obstante, Al-Khelaifi no tiene suficiente con solo una sociedad dedicada al blockchain. A la entidad parisina también se le puede vincular Brilliantcrypto, que combina el jugar a videojuegos con ganar monedas virtuales. Por último, se hallan dos sponsors de dudosa ética que el PSG comparte con la institución presidida por Laporta.

Aliados de ambos

Barça y PSG, en concreto, colaboran con dos sociedades. La entidad catalana se lucra de 1xBet, una casa de apuestas on line, y de Socios.com, otra compañía especializada en la producción de NFTs y de criptomonedas. Es la sociedad que se hizo con un 25% de la filial azulgrana Barça Studios.

1xBET, el polémico sponsor ruso que se mantiene como patrocinador del Barça / FCB

1xBet, patrocinador del PSG desde 2022 PSG

El Barça se ligó a la casa de apuestas en 2019. Cinco años después finaliza el vínculo con una empresa que se vincula a la ludopatía. En 2022, Laporta se planteó finalizar el contrato, pero no acabó haciéndolo. Es una sociedad rusa con sede en Chipre. El motivo principal para separar sus caminos era la guerra entre Rusia y Ucrania. Según publicó El Confidencial, tres de sus magnates están perseguidos por la Interpol, por presuntas estafas y apuestas clandestinas.

El prestigio, en juego

Por último, Barça y PSG comparten asociación, al igual que muchos otros clubes, con Socios.com, una empresa dedicada a "monetizar las bases de fans". El club catalán aún espera un dinero por una parte de Barça Studios.

Joan Laporta visita al equipo antes del Barça-PSG EFE

El prestigio está en juego para el Barça. Una victoria supondría un puñetazo sobre la mesa. Una entidad en crisis tiene la oportunidad de vencer a una institución dirigida desde el rencor y la rabia. Y con poder en la UEFA, ya que Al-Khelaifi es miembro del Comité Ejecutivo. A pesar de todo, el Barça, una equipo con historia, puede convertirse en la pesadilla del PSG. Un club contra todo un país, Qatar.

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