El papelón que se encontró Joan Laporta al inicio de su segundo mandato era importante. Bajo la premisa de optar a todos los títulos cada temporada, el presidente del FC Barcelona optó por vender patrimonio, las famosas palancas, a cambio de conseguir una plantilla competitiva. Y tiró de agenda para incorporar a futbolistas. La llegada de Pini Zahavi o Jorge Mendes a la capital catalana activa todas las alarmas.
Como también lo hace Fali Ramadani cuando aterriza en Barcelona. El propietario de Lian Sports es otro de los representantes con una gran influencia en la entidad azulgrana, involucrado en muchas de las negociaciones que se cuecen en las oficinas de Arístides Maillol o de la Ciutat Esportiva Joan Gamper.
Lian Sports Group
Los hilos en el mundo de la representación son muy extensos en el caso de Ramadani. Según el portal Transfermarkt, Lian Sports Group cuenta con 82 jugadores en cartera, 49 de primera división. Mueve un total de 229 millones de euros.
En concreto, el agente albanés comenzó a sonar en Can Barça cuando Marcos Alonso fichó por el club de la capital catalana, después de romper su contrato con el Chelsea y llegar a coste cero.
Aunque la influencia de Ramadani es palpable, sobre todo, en la zona de los balcanes, de donde son la mayoría de sus jugadores, también lo es en la institución azulgrana. Además de Marcos Alonso, el representante ha cooperado en las operaciones de Pierre-Emerick Aubameyang, que fichó por el Chelsea cuando se fue Marcos Alonso, o las salidas de Clement Lenglet y Serginho Dest, a Tottenham y Milán respectivamente.
Influencia en la ciudad condal
Uno de los futbolistas que también se puede vincular a Ramadani es Marc Bernal. El hijo de Joan Laporta, Guim Laporta, es el representante del canterano, uno de los proyectos más prometedores de la Masía, junto al exfutbolista del RCD Espanyol, Raúl Verdú. Guim creó una agencia de representación que trabaja con el agente nacido en Albania, a través de una sociedad que recibe el nombre de Top LevelFootball 77 SL.
La información, adelantada el pasado verano por El Confidencial, afirmaba que la empresa de Guim Laporta también había estado presente en el fichaje del propio Marcos Alonso y en las cesiones de Dest y Lenglet. Por tanto, de algún modo, los hilos de Ramadani en el club son más extensos de lo que parecen.
El mismo Verdú lo reconoció sin reparo en el mismo medio de comunicación. "La empresa en realidad no está facturando y solo se ha creado para facilitar que yo y Guim podamos cobrar un salario por los servicios que prestamos a Fali Ramadani, un superagente de futbolistas", afirmó el exfutbolista. Del mismo modo, admitió haber participado en las operaciones de Dest y Lenglet debido a la situación financiera de un Barça ahogado por el fair play financiero.
La respuesta del Barça
"Yo ya le he dicho (a Guim) que el límite es el Barça. Mi hijo tiene 25 años, yo no le puedo decir de qué tiene que trabajar, pero es un hombre honesto y entiende que hay este límite porque yo soy presidente del Barça, y lo tiene que respetar", afirmó Joan Laporta en la Cadena SER.
Es importante recalcar que el club, cuando la información vio la luz, dio respuesta a través de un comunicado en el que desvinculó al hijo del presidente de las negociaciones. En caso contrario, hubiese supuesto un grave conflicto de intereses. "En ningún caso Guillem Laporta ha participado en las operaciones de intermediación por los traspasos o cesiones relativos a las operaciones Alonso-Lenglet-Dest (ni ninguna otra)", sentenció la institución a través del Área de Compliance. La sección admitió que Verdú trabaja con independencia.
Más nombres
Fali Ramadani es el representante de otros futbolistas que han estado a punto de vestir la camiseta del Barça, como Kalidou Koulibaly o Iván Fresneda. También de algunos que se han relacionado con el club, aunque de forma más remota, como Sergi Darder, Federico Chiesa o Leroy Sané. Antiguamente también ejerció de intermediario de Miralem Pjanic.
Para reforzar al equipo y resucitar la entidad azulgrana, Laporta ha recurrido a personas de su confianza. Deportivamente, el Barça está mejor que algunos años atrás, aunque, en lo económico, el club sigue con la soga en el cuello. Según datos de la última memoria, el gasto en comisiones la temporada pasada fue tres veces mayor que la anterior. La institución azulgrana pasó de pagar 3,1 millones a 11,6.
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