Cinco meses de máxima tensión. Es el tiempo que tienen por delante el presidente Joan Laporta y su tesorero, Ferran Olivé, que se jugaron su propio patrimonio para ayudar a mejorar la situación económica del FC Barcelona mediante dos avales por valor total de 18 millones de euros. Si no logran incrementar los ingresos antes del 30 de junio verán como se ejecuta el primero de esos avales, por valor de 6 millones de euros.
El primer aval
Laporta y el tesorero avalaron en junio un total de 3 millones, como aval propiamente dicho, y otros 3 millones en forma de pagaré bancario ejecutable. Esta fórmula sirvió para compensar la reducción salarial que no se llevó a cabo en las secciones durante la temporada 2022-23. Otras fuentes, sin embargo, sostienen que ese aval fue colegiado entre más miembros de la junta directiva, que estarían un poco tensos por si acaba siendo ejecutado.
Todo vino porque el club no había cumplido el plan de viabilidad acordado con la Liga. Para no sufrir una sanción se presentó ese aval de 6 millones relativos a la denominada plantilla no inscribible, que hace referencia a las secciones y a todas las modalidades deportivas o futbolísticas que no participan en competiciones de la Liga. Hay que recordar que a principios de julio del año pasado, el Barça tan solo contaba con 13 jugadores del primer equipo inscritos.
El segundo aval
Posteriormente, durante agosto de 2023, Laporta y Olivé volvieron a avalar otros 12 millones de euros. Repitieron la misma fórmula: 6 millones avalados y 6 millones en pagarés bancarios. Ese dinero fue directamente dirigido a la plantilla inscribible y sirvió para poder llevar a cabo la inscripción salarial de Gundogan. Lo poco que sobró fue útil para poder inscribir, más tarde, otros fichajes.
El club generó más Fair Play con ventas como las de Dembelé, que ejecutó su cláusula de rescisión para marchar al PSG, y Kessié. Ello ayudó a la inscripción de los demás recién llegados: Iñigo, Oriol Romeu, Joao Cancelo y Joao Félix. Este último no entraba en la ecuación y el Barça tuvo que dar salida a más jugadores en forma de ventas o cesiones --Éric García, Ansu Fati y Abde, a parte de los defenestrados Dest y Lenglet-- además de ajustar mucho el salario del jugador. La Liga, no obstante, denegó los 400.000 euros de ficha propuestos y la tasó en 4 millones.
Los -100 millones de Barça Studios
Gracias a todos estos movimientos, el Barça pudo inscribir una corta plantilla de 19 fichas que se reforzó con la presencia de dos perlas del fútbol formativo, Lamine Yamal (16 años) y Fermín López (20). Se cerró sobre la bocina y sin margen para nada más. No entraba ni un alfiler. Pero quedaban 40 millones de margen salarial no utilizados correspondientes a los 40 millones que el fondo inversor Libero Football Finance dejó sin pagar.
La Liga bloqueó los 40 millones de inscripciones porque ese dinero nunca llegó; como tampoco parece que vayan a llegar los 60 millones de euros que vencen el próximo 30 de junio de 2024. Esta situación genera preocupación y amenaza seriamente los bolsillos de Laporta y Olivé, que podrían ver como les ejecutan los avales. Primero, el de 6 millones (30 de junio). Posteriormente, el de 12 kilos (31 de agosto).
Solución: venta de jugadores
Para evitar que los ejecuten, el Barça tiene que cumplir el plan de viabilidad acordado con la Liga, que prevé unos beneficios después de impuestos de 8 millones de euros para la vigente temporada. El problema es que el club está en -100 millones debido a los citados impagos relativos a Barça Studios.
Con menos ingresos por ticketing y un ligero incremento en sponsors, la única vía factible para ingresar más dinero pasa por vender jugadores. Entre De Jong y Araujo podrían llegar unos 200 millones de euros que, temporalmente, aliviarían la mermada tesorería del Barça.