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El coste de los avales vinculados a las elecciones de 2021 genera nuevas tensiones en la junta directiva de Joan Laporta. Hay directivos en el FC Barcelona que tiran la piedra y luego esconden la mano, pero la realidad es que todavía existen fricciones no resueltas a nivel interno. Un problema latente que señala a varios miembros de la junta, que se hacen los remolones para asumir su cuota proporcional, mientras que otros --o los mismos-- consideran que el club debería modificar sus estatutos para que el Barça se hiciese cargo de los costes financieros del aval.

Según ha podido confirmar Culemanía a través de distintas fuentes, los que mandan en el Barça no se plantean realizar una modificación estatutaria para que el club asuma el coste de los avales de los directivos, cuyo cargo no es remunerado. "Es una cuestión que no está sobre la mesa", asegura una voz autorizada. "El club no se puede hacer cargo de eso, de ninguna de las maneras", confiesa otra fuente de alto rango.

Junta dividida

Una opinión discrepante con la de varios miembros de la que podríamos denominar clase media de la junta directiva, que no ven con buenos ojos el tener que poner más dinero de su bolsillo (también pusieron unos 150.000 euros para la campaña electoral). Directivos que han ido deslizando durante los últimos meses esa opinión contraria al pago de los avales y que ahora reculan, ante el ruido interno que se ha generado estos días. Todavía hay pagos pendientes relativos al último trimestre que se avaló. 

La junta directiva del FC Barcelona de Joan Laporta, con los vicepresidentes Romeu, Yuste, Fort, Guiu y Escudero a su lado, en la Barça Store / FCB

Uno de los que se ha posicionado de manera más vehemente en contra de asumir personalmente todos los costes financieros es el directivo Juli Guiu. Aunque la oratoria en público no es su principal virtud, en reuniones de junta es de los que más se hacen notar. El vicepresidente del área comercial fue uno de los directivos que más dinero avaló con su propio patrimonio, junto a Escudero, Llauradó, Olivé, Mas o Riudalbas. Sin embargo, Guiu no es el único que se ha mostrado crítico con la cuestión de los avales. Se mantiene el descontento entre más directivos que todavía parecen pretender que el Barça se haga cargo del último trimestre pendiente de pago del coste de su aval. 

'Background' 

Tras la victoria electoral del 7 de marzo de 2021, la junta directiva tuvo que presentar un aval por valor de 124,6 millones de euros para poder acceder al gobierno del Barça. Esa cifra fue la resultante de aplicar un 15% sobre el presupuesto de gastos del club. Tras el primer ejercicio, cerrado en junio de 2021, se tenía que constituir un nuevo aval que debía presentarse en noviembre de aquel mismo año. Por suerte para la actual junta, en aquellas fechas se aprobó una enmienda a la Ley del Deporte que suprimió la obligación de avalar a los clubes de los socios, con lo cual se tuvo que constituir un nuevo aval que apenas duró dos o tres meses, hasta enero de 2022, cuando entró en vigor la nueva normativa. 

El Barça constituyó un aval solidario en el Banco Sabadell para tomar posesión del cargo. Se cerró con nocturnidad y alevosía, sobre la bocina, la noche antes de la toma de posesión, gracias a la intervención salvadora de Jaume Roures, con 30 millones a tocateja, y de José Elías, con otros 20 (40, según algunas fuentes). 

Los salvadores Roures y Elías 

La llegada triunfal de Roures --"hostia, habérmelo dicho antes"--, activando una transferencia inmediata de una cuenta establecida en un país árabe, fue decisiva para resolver el entuerto. El depósito de 30 millones in situ suponía la mejor garantía de todas, definida por los expertos como cash collateral, y repercutía unos costes financieros inferiores al resto. Aún así, Roures no los quiso asumir y en la constitución de esa cuenta de responsabilidad solidaria se estableció que los directivos se harían cargo de su parte proporcional al aval aportado y de la correspondiente al aval de Roures. 

Jaume Roures y Joan Laporta, en una imagen de archivo / REDES

José Elías quedó al margen de esa responsabilidad solidaria porque no formaba parte de la junta directiva y porque confeccionó su aval a través de La Caixa. Él, sin embargo, sí que se hizo cargo de los costes financieros: unos 300.000 euros relativos al tipo de interés del 1,5% anual sobre su aval. 

El cabreo de Laporta 

La responsabilidad solidaria se constituyó entre la totalidad de la junta directiva sobre los últimos 10 millones de euros que no quedaban cubiertos con los restantes avales que ya se habían presentado. En caso de que se tuviese que ejecutar, responderían todos por igual. Y el banco se reservaba el comodín de poder ejecutar solo a uno de ellos y que ese fuese el encargado de pasar cuentas con el resto. Así se hizo. 

Joan Laporta, durante la comparecencia sobre el caso Negreira / EFE

Aunque el aval no se tuvo que ejecutar nunca, el Sabadell sí que aplicó el cobro de los costes financieros. Y los facturó todos a la misma persona, el máximo responsable: el presidente, Joan Laporta. El dirigente del club se puso "hecho un basilisco", según narran quienes conocieron su enfado en primera persona, cuando vio que le habían retirado más de dos millones de euros de su cuenta bancaria. A partir de ese momento, Jan tuvo que ir reclamando el pago a sus directivos de manera individual. 

Pagos sospechosos 

Muchos se hicieron cargo al momento, pero no todos han cumplido con sus compromisos de pago. De hecho, según una información de Toni Frieros en Sport, todavía son "demasiados" los que no han pagado. El citado periodista, además, desvela que el coste total del aval ascendió a 2,6 millones de euros

Joan Laporta junto a los directivos Soler, Barbany y Macià en la Premier de 'A New Era 2' Víctor Malo CULEMANIA

El mismo Frieros también asegura que Xavier Laporta, hermano del presidente, realizó una aportación cercana a los 650.000 euros a través de la empresa Capital Planet, de la que es administrador único. También llegó más de medio millón de euros del empresario israelí Morris Moshe Benisty, amigo personal de Laporta, y otra aportación de JBM Investment. Por último, ingresaron unos 300.000 euros procedentes de la empresa norteamericana ISL Futbol LLC con sede en Carolina del Norte, dirigida por Alex Isern y Marc Segarra, que gestiona las Barça Academy en Estados Unidos. Todas esas aportaciones o préstamos fueron a parar a la misma cuenta que se creó para que los directivos fuesen reponiendo el dinero que le habían cobrado de un plumazo a Laporta. 

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