Joan Laporta ha tratado de mostrar un perfil lo más rupturista posible con los errores del pasado, desde su regreso a la dirigencia del FC Barcelona, en marzo de 2021. El abogado catalán criticó duramente el despilfarro económico de la anterior junta directiva que había precipitado al Barça a la ruina financiera. Sin embargo, en ocasiones, Jan también ha pecado de cometer los mismos errores. Comisiones desmedidas y contratos ascendentes empañan algunos fichajes de relumbrón de su segundo mandato.
La investigación que inició el propio Laporta con una auditoría encargada hace dos años para diagnosticar la coyuntura económica del club, prosiguió mediante una Due Diligence encargada a Delaitte con tal de conocer el estado de las cuentas del club. En este segundo proceso se detectaron anomalías de la directiva que encabezaba Josep Maria Bartomeu y las pusieron en conocimiento de la Fiscalía Provincial de Barcelona.
Por último, en febrero de 2022, Laporta concluyó tras recibir los resultados de una segunda auditoría denominada forensic que sus predecesores cometieron "cinco operaciones" que podrían constituir delitos de administración desleal, falsedad documental y apropiación indebida. Almudena Ruiz, representante de la agencia Kroll, responsable del forensic, cifró en "más de 30 millones de euros" el perjuicio que habría sufrido la entidad.
Comisiones del 20 al 33%
Bartomeu manifestó su desacuerdo con las conclusiones del forensic. Sin embargo, este mismo diciembre de 2023 los Mossos d'Esquadra han solicitado documentación al club catalán por los pagos realizados en la etapa del antecesor de Laporta. Se investigan comisiones desorbitadas --del 20%-- por valor de 8,4 millones al representante Júnior Minguella en el marco del fichaje de Malcom, en 2018. También se revisaron bajo la lupa pagos sin justificar al abogado José Ángel González Franco, y el intermediario André Cury, agente de Vitor Roque.
Además, la actual directiva cuestionó dos abonamientos al Atlético de Madrid, añadidos a los 120 millones que costó el pase de Antoine Griezmann en verano de 2019. En primer lugar, el club desembolsó siete millones en concepto de intermediación. Después, otros 15 kilos por opciones de compra de José María Giménez y Saúl Ñíguez.
En menor medida, pero Laporta ha caído en los mismos errores con el negocio de las comisiones. La memoria anual del Barça desvela que la entidad había triplicado el endeudamiento con los agentes de jugadores en el ejercicio 22-23 respecto al curso anterior: de 3,1 millones a 11,6. Sin ir más lejos, el rotativo The Athletic informó en verano de 2022 de una comisión de 10 millones al agente Pini Zahavi por el aterrizaje de Robert Lewandowski en el Camp Nou. Supondría un 20% de los 50 millones que costó la operación.
Sueldos al alza
El raudal de ingresos que consiguió la junta directiva de Bartomeu conllevó graves errores en la inflación de la masa salarial del primer equipo, hasta límites insospechados. Hasta la última campaña, la entidad catalana ha arrastrado los contratos astronómicos de Jordi Alba, Sergio Busquets y Gerard Piqué.
Tan solo un año después de su llegada, Frenkie de Jong firmó una renovación de contrato ascendente hasta junio de 2026. Como contamos en Culemanía, el pivote neerlandés se embolsó hasta 18 millones de euros en el curso 22-23, y en sus últimas cuatro temporadas percibirá un total de 88,58 millones. El director de fútbol, Deco, ya ha tomado cartas en el asunto, y cocina a fuego lento una extensión contractual a la baja.
Mismos errores
Sin embargo, los sacrificios del Fair Play financiero también han obligado a Laporta a ofrecer contratos ascendentes en algunas contrataciones llevadas a cabo durante su mandato. Siempre, con la vista puesta en un futuro económico más próspero para el FC Barcelona. Nuevamente, Lewandowski es el caso más llamativo, pues en su primera campaña cobró 10 millones netos, en la 23-24 su sueldo aumentará a 13, en el tramo 24-25 a 16 netos, y en el 25-26 regresará a 13.
Mismo modus operandi se empleó con Pierre-Emerick Aubameyang, aunque en esa ocasión el Barça salvó el sablazo. En la segunda mitad de curso de 2022 tan solo recibió un salario de 2 millones, calderilla en comparación con los 18 millones que iba a percibir a partir de la temporada 22-23. Sin embargo, sobre la bocina del mercado el club de la capital catalana cerró su vuelta al Chelsea en septiembre de 2022.
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