No es la única causa, pero es indudable que conlleva daños colaterales. Las consecuencias de la tijera de Laporta, usada de forma drástica y mecánica el pasado verano en el primer equipo de fútbol y la sección de baloncesto, empiezan a notarse. Los efectos ya son plausibles en el aspecto deportivo, teniendo en cuenta el bajón de rendimiento de ambos conjuntos durante los últimos días.
Mientras los de Xavi Hernández han sufrido dos derrotas esperpénticas en Liga y Champions League --sin practicar un buen fútbol de forma regular a lo largo del curso--, el Barça de basket se está hundiendo bajo el mando de Roger Grimau: tres derrotas en los cuatro últimos choques, combinando Euroliga y Liga Endesa. El último de ellos: en el Palau Blaugrana frente al Manresa (82-83).
Objetivo: reducir masa salarial
El pasado verano, Laporta quiso pasar las tenazas con autoridad. ¿El motivo? Naturalmente, las urgencias económicas que sigue sufriendo el club. El presidente quería cortar de raíz cualquier conato de gasto innecesario. Y el fútbol y el baloncesto de élite se vieron afectados por una política de recortes exhaustiva, obedeciendo así al cumplimiento de un estricto plan de viabilidad acordado con la Liga. Una solución necesaria para solventar una situación de crisis económica que se arrastra desde la marcha de Josep María Bartomeu, en plena pandemia.
La cifra rebajada ronda los 178 millones de euros, y supone un logro orientado a recuperar la estabilidad financiera a costa de debilitar las plantillas más importantes del FC Barcelona. Porque, una vez se está recortando, es complicado saber dónde está el límite exacto. El equilibrio para prescindir de gastos innecesarios pero, a la vez, seguir siendo competitivo en la lucha por los títulos.
Limpieza en la plantilla de Xavi
Especialmente significativa fue la rebaja en el primer equipo de fútbol. La plantilla de Xavi ha pasado de costar 566 millones anuales a tan solo 404 millones. La reducción es tajante: 162 millones de euros. Nueve fueron los jugadores que arrancaron la temporada pasada y ya no están: Gerard Piqué, Sergio Busquets, Jordi Alba, Memphis Depay, Ousmane Dembelé, Ansu Fati, Franck Kessié, Éric García y Héctor Bellerín. A cambio, el primer equipo se reforzó con solo cinco jugadores que, además, perciben menos dinero: Ilkay Gundogan, Oriol Romeu, Íñigo Martínez, Joao Cancelo y Joao Félix. Una plantilla de solo 19 futbolistas a los que se suman habitualmente dos del filial, Lamine Yamal y Fermín López, como mínimo.
La dirección deportiva también fraguó la marcha de otros jugadores prescindibles como Umtiti, Lenglet, Dest, Gustavo Maia, Nico, Collado, Abde, Pablo Torre, Julián Araujo, Chadi Riad, Estanis Pedrola o Álex Valle. Nueve de ellos se fueron con billete de ida y vuelta, lo que significa que regresarán en un año de su cesión.
Las rescisiones en el basket
En la sección de baloncesto, el escenario de recortes ha sido aún más tenso. La rescisión de Mirotic tras no alcanzar un acuerdo de reducción salarial generó crispación en el entorno culé. El Palau ovacionaba a Niko tras arrasar al Real Madrid en las finales ACB, mientras el presidente brillaba por su ausencia en los tres partidos de la serie. Su despido había sido anunciado antes, y sirvió para recuperar la mejor versión del jugador franquicia. Sus 11,4 millones brutos de sueldo le condenaron.
También fue rescindido Cory Higgins, y se marcharon tres jugadores por finalización de contrato: Sanli, Kuric y Tobey. El primero rechazó la oferta de renovación del club a la baja, mientras que a los otros dos ni si quiera se les ofreció continuar. La baja más importante, sin embargo, fue la del entrenador Sarunas Jasikevicius. El lituano terminó contrato cobrando 3,5 millones y aceptaba quedarse por 2,5 millones. No fue posible. Su relevo, Roger Grimau, está en tan solo 400.000 euros. El cambio es sustancialmente beneficioso a nivel económico --que no deportivo-- para la entidad.
Cinco fueron las salidas que se produjeron en la plantilla, y cuatro las llegadas: Willy Hernangómez como fichaje estrella, Joel Parra, Darío Brizuela y Jabari Parker. Todas ellas incorporaciones de calidad, aunque ninguna acaba de asentarse. Les falta regularidad, como al resto del equipo. Y a Grimau, experiencia en la élite de los banquillos. Aunque el Barça de basket se encuentra en una posición factible en Euroliga, en Liga Endesa acumula nueve victorias y cinco derrotas. Cifras muy malas que, a día de hoy, no garantizan todavía la clasificación para la Copa del Rey.
Una moneda lanzada al aire
Laporta, en definitiva, lanzó una moneda al aire con los recortes. Y lo hizo obligado por las circunstancias. El caso es que, de momento, le está saliendo cruz. A mediados de diciembre, nadie dice que la situación no pueda cambiar con el comienzo de 2024. Y que con el propósito de Año Nuevo, ambos proyectos --el de Xavi y el de Grimau-- se estabilicen en la lucha por los títulos. Hoy por hoy, parece utópico.