Gerard Piqué volvió a conseguir lleno en las finales de la Kingdom Cup, acogidas por el Palau Sant Jordi. En un escenario mucho más asequible que el Camp Nou, el Wanda Metropolitano o la Rosaleda, pero el recinto ubicado en Montjuïc se llenó con 12.061 personas. Los fanáticos de la Kings League presenciaron a la porcineta de Ibai Llanos levantar el trofeo de la nueva competición mixta. El presidente de Kosmos se aferra al proyecto que más le sonríe en el terreno económico, un oasis en un desierto llamado 2023 repleto de desgracias.
El chicle de la Kings se estirará, por lo menos, hasta 2024. Piqué ya ha expandido el formato a América, con el aterrizaje de la Kings League Americas de la mano de otros 12 creadores de contenido latinos. En concepto de audiencias, el negocio ya no rinde como en su primigenia, un primer split de la Kings League que alcanzó una media de 557.000 espectadores y un pico de 2,16 millones.
Bajón de audiencia
Desde entonces, cuesta abajo y sin frenos. La segunda temporada de campeonato no caló como su novedosa predecesora y se quedó en una media de 415.000 televidentes vía Twitch y un máximo de 1,43 millones. El paréntesis de la Kings Cup se estancó en los 258.000 de promedio y tocó techo en los 705.000. Todavía más lejos del millón, la Queens League, equivalente femenino de la Kings, se quedó en los 197.000 de media y 921.000 de pico. La reciente Kingdom Cup, en 166.000 y 425.000 en su momento de mayor audiencia.
Con esto, algo estará haciendo bien Kosmos Holding cuando el propio Piqué admitió en una entrevista en El Món a Rac 1 que había recibido una oferta tentadora para vender la Kings League. Pese a los consejos de su abuelo, Amador Bernabéu, declinó la propuesta.
Problemas en Andorra
Aun así, el multiverso Kings League ha fidelizado a un sector numeroso de fanáticos que animan a Porcinos, Jijantes, Móstoles y cía como si del Barça, el Real Madrid o el Atlético se trataran. El club que posee Piqué en Segunda División, el FC Andorra, zozobra en la categoría de plata sin encontrar el rumbo bajo el timón de Eder Sarabia, el que fuera segundo entrenador de Quique Setién en el Barça. El conjunto del Principado se encuentra en decimoséptima posición, con 18 puntos, dos por encima del descenso.
Para más inri, la incertidumbre de la entidad trasciende el rectángulo de juego y se extiende a las gradas. Porque el secretario de Estado de Deportes y Juventud de Andorra, Alain Cabanes, confirmó que el equipo de la leyenda azulgrana no podrá seguir en el Estadi Nacional la temporada 2024-25. La concesión expira al término del curso 23-24, a pesar de los cuatro millones invertidos por Piqué en adecuar el recinto a la normativa. "Gracias por expulsarnos del país. No nos queda otra solución que irnos y cambiar de nombre", clamó en Twitter Gerard.
Y en España
Volviendo a territorio español, ni el fisco deja vivir tranquilo al Noi de la Bonanova. Hacienda le ha abierto un expediente a Piqué y el conglomerado de Kosmos por el presunto cobro de comisiones millonarias de Arabia Saudí. Según ha desvelado El Mundo, la Agencia Tributaria investiga si la sociedad del exfutbolista incurrió en impagos del IVA sobre esas transacciones que se originaron en 2020.
Además, el fisco quiere determinar si los honorarios procedentes de Arabia vienen ordenados por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por unos servicios de intermediación que tuvieron lugar en España.
Como nexo entre el ya expresidente de la RFEF, Luis Rubiales, y Arabia Saudí, Piqué y su empresa Kosmos se embolsan cuatro millones de euros por cada edición de la Supercopa de España que se disputa en el país de Oriente Medio hasta 2029. Hasta la fecha, habría ingresado ocho kilos por los torneos de 2020 y 2022, pues en 2021 el covid obligó a trasladar la Supercopa a Sevilla.
Litigio internacional
Para terminarlo de rematar, a principios de 2023, la Federación Internacional de Tenis (ITF) rescindió unilateralmente su contrato con Kosmos para la organización de la Copa Davis. Al Holding de Piqué le quedaba demasiado grande el torneo de tenis. El contrato firmado en 2018 obligaba a Kosmos a una inyección económica de 2.451 millones de dólares durante los 25 años de vinculación. Pero la financiación externa para sufragar un proyecto de tal magnitud jamás llegó.
El Covid irrumpió y dinamitó todas las previsiones de beneficios con sus consecuentes pérdidas económicas. Kosmos no podía costear el canon de 900 millones de euros, ni tampoco los 40 millones de fee anual que tuvieron que renegociar a la baja. En definitiva, el matrimonio entre Piqué y la ITF terminó en divorcio desastroso y una demanda de Kosmos ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) por la "terminación injustificada del contrato". Por su parte, la ITF también preparó una denuncia, según L'Équipe, por incumplimineto del contrato.